Pinceladas.-EUROPA: INSTITUCIONES Y ORGANISMOS



Europa. Instituciones y Organismos 





Reflexión previa

Al afrontar el tema, parto de una base que considero evidente: La gran mayoría de los españoles corrientes dedican poca atención a las Instituciones y Organismos Internacionales, salvo -debería apostillar, lamentablemente- en los temas referentes al deporte, espectáculos  y diversiones.

“El español” suele vivir aislado en su propio mundo nacional, orgulloso, en el fondo, de su País, de su Nación, de sus grandezas y de sus logros, en la forma en que le enseñaron a pensar en sus años mozos. Me refiero a los que nacieron en los primeros tres cuartos del siglo pasado y consiguieron una cultura media, porque me temo que a los que nacieron después no sería fácil encuadrarlos en el mismo marco.

Por esa dicha razón, nosotros, los españoles,  nos solemos limitar a dirigir nuestras aficiones, conversaciones y atenciones a lo nuestro más inmediato (añadiendo, también aquí una salvedad: la música extranjera de actualidad, en la juventud). Ni siquiera los temas que preocupan a nuestros vecinos europeos o los que se refieren a sus propios países suscitan el interés del español medio.

Pero, afortunadamente la evolución de nuestra sociedad facilita, y hasta obliga, a salir de nuestro País, aunque solo sea por motivos turísticos. Y entonces, tal vez, nos podemos dar cuenta de cuánto nos falta por saber; cómo se aprecian fuera de nuestra tierra, aquellas personas y cosas que nosotros considerábamos como mitos intocables; qué pequeñitos somos socialmente; cuán poco sabemos de nuestros vecinos.

         ¡Con qué ligereza nos referimos a nuestro vecinos”!  ¡Con qué frecuencia los confundimos! De hecho, es normal entre el español medio el confundir los términos “Europa” o "la comunidad europea"(con minúsculas), “ la Unión Europea”, “el Consejo de Europa”, que suele utilizarse de manera indiferente, siendo así que difieren notablemente; en efecto, se puede ser europeo y no ser de la Unión Europea, (por ejemplo, un  inglés) e incluso, ser de la comunidad europea y ser ruso; o, en sentido estricto, ser parte del Consejo de Europa sin  ser europeo según la concepción tradicional de Europa, como es el caso de Georgia (que, como país caucásico, siempre, hasta hace poco tiempo, se consideró asiático, por quedar al otro lado del mar Negro, frontera oriental, con los Urales, de la Europa de mis padres) 

De otro lado, ¿cuántos españoles podrían señalar la capital, solo la capital, o los límites de Armenia o de Lituania?, o bien, ¿es lo mismo, o cuál es la diferencia entre el Moldova y la Moldavia?, ¿Quiénes podrían resumir  lo que diferencia a, por ejemplo, Eslovaquia, Eslovenia y Eslavonia? Y, sin embargo, todos esos territorios son vecinos nuestros en una parte pequeña del continente euro-asiático; y comparten nuestras Instituciones legales; y están sometidos a nuestras mismas normas de comportamiento.

          Y, en el campo de los Organismos internacionales, ¿cuántos podrían, no ya matizar, sino conocer  y distinguir las diferentes funciones de esos tres organismos, distintos e independientes, que coexisten en Europa con el mismo nombre de "consejo": el Consejo de Europa, el Consejo Europeo y el Consejo de la Unión Europea? 

 Y, en otro aspecto, ¿cómo no extrañarse de que, siendo el idioma español el tercero ,o  quizás el segundo, por número de hablantes en el mundo, no sea idioma oficial de ninguno de los muchos organismos internacionales de Europa?.  ¿Cómo explicar que en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos el alemán, el italiano y hasta el ruso se utilicen con preferencia al “idioma de Cervantes”?

 Conclusión: “lo español” no tiene demasiado predicamento (o al menos la importancia que esperábamos) entre las élites europeas. 

Y así, de entre los Presidentes o Secretarios Generales de todos los Organismos europeos, no hay ni un solo español, Si acaso,  con la categoría de vicepresidentes, contamos con el madrileño Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Europeo y  el catalán Josep Borrell, Alto Representante  para la política exterior de la UE.

 Y por lo que respecta a los cargos de segunda fila, es posible que no lleguen a una docena de personas, hombres o mujeres de nacionalidad española, los que haya merecido la confianza de sus miembros para ser elegidos para su dirección, a pesar de que hay más de 50.000 funcionarios públicos en Organismos internacionales en Europa. Parecería como si los europeos quisieran así vengarse de la ignorancia en que ellos son tenidos por nosotros.
(A este respecto permítaseme una apostilla muy personal: Es de observar que esa opinión que planea en la Comunidad Europea sobre el liderazgo de los españoles, es la misma que se tiene en España de sus líderes actuales; basta, si no, contemplar la catadura moral y la nula fiabilidad personal que tiene entre la mayor parte del pueblo español nuestro actual presidente de gobierno).


Pues bien, para paliar un poco esa sensación de alejamiento, de soledad, de propender a vivir  alejados de todo aquello que no está dentro de nuestras fronteras, voy a dedicar unas líneas a presentar algunas de las Instituciones y Organismos que, siendo propias de  nuestra Europa, compartimos con nuestros socios y vecinos, con los europeos.

Pero, lo dejaré para otro día para no hacer ilegible, por lo larga, esta reflexión.

Madrid, junio de 2020


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