Pinceladas .IGUALDAD DE HOMBRE Y MUJER
Sobre la "obligatoria"
IGUALDAD DE HOMBRE Y MUJER.
Entramos en abril, el mes de las flores.
Intentemos mimetizarnos
con el ambiente, utilizando mentalmente alguna de ellas mediante un pretendido asteísmo.
Es la mujer, en mi opinión, aquella parte del
género humano que, valiéndose de la vanidad que preside la actuación del hombre
(la otra parte de ese género), trata de conseguir, sin confesarlo abiertamente,
los objetivos o fines que íntimamente pretende, a costa de ceder al
hombre el aparente protagonismo de las acciones necesarias para ello.
Esta confesada estimación mía creo que representa la opinión de la inmensa mayoría de los varones de mi edad (cada vez más escasos por el rápido caer de las hojas del calendario) y una gran parte de las mujeres con cultura y medios suficientes para ocuparse de algo más que de las solas y tradicionales tareas domésticas que han venido asumiendo en la vida familiar..
Para conseguir el íntimo y solapado dominio que pretende, la mujer, hasta el siglo pasado, no ha tenido inconveniente en ponderar la virilidad y/o inteligencia del varón del modo que -intuía- mejor sirviera a sus propósitos de imponer el reconocimiento de la importancia de su "rol" en la vida social. Entre sus armas principales ha contado la mujer con el desmedido apetito sexual de su acompañante / oponente, y con el permanente afán de éste en figurar como pieza esencial de la pareja .
Cierto es que ante la sociedad es el hombre el que mayoritariamente ha aparecido como más importante, pero, íntimamente, siempre se ha reconocido la importancia de la mujer, como ha quedado recogido en el sentir popular con la contundencia del proverbio "No hay hombre importante sin mujer que le respalde”.
Por eso, no puedo comprender la corriente pseudofeminista defendida -e impuesta- por nuestras ministras (con el beneplácito de su presidente) de rebajar la importancia de su género para reducirla a algo "igual que el hombre".
Sin demérito de éste ¿no es un contrasentido esa corriente de pensamiento que lleva a privar a la mujer de la prevalencia que tradicionalmente recibe en las relaciones personales entre ambos?
¿No resulta contradictorio que, predicando esa igualdad de género, a todos los niveles, sigan asumiendo y practicando, por ejemplo, la coquetería, el maquillaje y la seducción, implícitas en la forma de ser del género femenino?
¿No es absurdo, en fin, negar abiertamente que la Naturaleza ha dotado a hombres y mujeres de órganos y constitución evidentemente distintas?
Pues, no.
A pesar de la contundencia que ofrece la tradición;
..despreciando olímpicamente la diversidad de su constitución
física;
..contra el preferente trato social que sigue intentando mantener
con sus aceites y modas tendentes a conseguir que se las considere admiradas,
deseadas y distintas;
..infringiendo abierta y literalmente el significado de la
palabra "igualdad" que no es otro que el de
"identidad" absoluta entre dos términos o cosas;
..a pesar de todo, con un contrasentido lógico
inexplicable pretenden salir de ese aparente segundo plano y ser consideradas
igual "en todo" que los hombres, pero ( y esto se ocultaoptadrteramente) sin renunciar a todo aquello que realmente les hace diferentes.
El concepto impuesto como principio intocable por el Parlamento Español, dominado por un batiburrillo de socialistas, comunistas, izquiedas de toda laya y separatistas, en su afán claro de atraer los votos de la mujer, eso de "igualdad del hombre y la mujer" no solo va contra la Naturaleza, o contra el sentido común, va de manera condundente contra el espíritu e ideología del propio Legislador, que ha tenido inerés -y consegido- que se apruebe una ley que expresamente adopta medidas punitivas contra el hombre que ejerza "violencia de género" contra la mujer. Y, yo me digo "si son iguales mujer y hombre ¿por qué se protege a la mujer de manera expresa y se deja sin análoga protección específica al hombre en las relaciones de pareja?"
Esto me hace recordar aquel pensamiento del autor cuyo
nombre no me viene ahora a la memoria que dice
"No quiero que te vayas
"Ni que te quedes;
“Ni quiero irme contigo,
“Ni que me dejes.
“Quiero, tan solo...
“No. No quiero algo,
“Lo quiero todo.
.-.-.
Al final es eso. La voracidad espiritual de ese nuevo
feminismo es tal que quieren acaparar con todo de manera desenfrenada.
Y, al hilo me viene una digresión que
lleva a desatinos tan estruendosos que no tienen racional explicación, como -
por vía de ejemplo- aprobar la absoluta igualdad de ambos sexos en El Congreso,
(dominado por un narcisista ególatra, capaz de cualquier cosa para mantener su
"privilegiado estado").
Según esa norma, ya vigente, todas las
instituciones corporativas, se debe de respetar la igualdad de número entre
hombres y mujeres, porque "todos somos iguales"
¡Horror!
No preocupa el conocimiento o competencia de cada una de las partes.
No. Eso no tiene importancia.
Lo que hay que cuidar es que halla el mismo número de hombres que de mujeres (Lo que, como inciso, nos llevaría a otro interesante tema (que dejaré para otro día: el de las personas transexuales o, en general, las LGTB)
De modo que -y vuelvo a mi digresión- legalmente se entiende que para
solucionar los problemas de "gobernanza", ya sea de la Nación o de
cualquier comunidad, no hay que buscar a quien, conociendo el tema, pueda
aportar soluciones, no; hay que poner especial énfasis en que los deliberante
lo sean en número paritario entre hombres y mujeres.
¿Cabe más aberración?
¡Cómo confiar en un gobierno, nacional o comunal, que busque las
soluciones dando especial relevancia, y más interés, en el género
del deliberante
que en los conocimientos que éste pueda tener!
Pongo fin a este comentario con el que cierro el tema sobre
el que pronto me manifestaré
Vuelvo al tema IGUALDAD DE MUJER Y HOMBRE.
No. No haría campaña con ese eslogan. No creo en la igualdad plena (como pretenden que sea admitida) entre hombre y mujer.
Sin embargo, sí defiendo que a la mujer se le considere tan capaz como el hombre para regir su vida y la de las Comunidades que forme parte.
Igualdad, en cuanto a capacidad de pensamiento y decisión; pero también naturaleza distinta y personalidad susceptible de trato preferente en gracia a su femineidad.
Sin esa -para mí- preciada diferenciación entraríamos
en una vida anodina, privada de uno de los motores que permiten disfrutar,
precisamente, de la diferencia de sentimientos y de la confrontación de ideas o
puntos de vista que dan sentido a la vida, facilitando la felicidad con la
superación del contraste emocional.
De modo que - y concluyo-
consideremos que hemos llegado ya a la meta en el proceso
evolutivo que supuso, en un principio, la esclavitud de parte del género
humano y continuó con el ninguneo social de la mujer;
admitamos que la mujer tiene capacidad para formar parte de la
Sociedad, sí, pero no, [como subliminalmente se pretende imponer] sin dejar por
eso de guardar para la mujer el preferente trato especial de que siempre ha
gozado en la sociedad;
porque mujer y hombre tienen, sí, derecho a igual consideración social pero son diferentes, no sólo por constitución física, sino porque tienen pensamientos, sentimientos, ideas y procedimientos distintos de los del varón.
¡ Afortunadamente!.
Madrid, 1 de abril de
2025
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