El Rincón de la Poesía. BODAS DE ORO

El otro día encabezaba esta página "El Rincón de la Poesía" haciendo referencia a un período de tiempo que, a pesar de ser relativamente largo en los humanos, cada vez empieza a ser más asequible debido a la evolución de la sociedad y a los impensables adelantos de la ciencia.

Hoy, por contraste, recojo un acontecimiento que, aunque referido a un período más breve, cada vez se manifiesta más inalcanzable, y también a causa de la misma evolución de la sociedad, que ha llevado al debilitamiento de sus creencias y modificación de sus costumbres. Me refiero a Las Bodas de Oro. el final de esa singladura que se comienza con el matrimonio de la pareja y que dura medio siglo, cincuenta años de convivencia ininterrumpida durante los que los contrayentes afrontan mil peripecias distintas, buenas y malas, gozosas y amargas.

La oportunidad de cubrir ese período cada vez es más escasa porque, hoy en día, la generalidad de  los jóvenes  llegan al matrimonio sin que entre sus previsiones serias se hayan planteado la posibilidad de vivir con su pareja un tiempo tan dilatado.

Ni siquiera se lo plantean: Se casan.(Bueno!, si lo hacen, porque se va haciendo cada vez más normal el "juntarse", sin más) Ya vendrá luego lo que venga. si no encajan con su pareja, Tienen abundantes ejemplos de todas aquellas estrellas, artistas y prominentes figuras que descuellan en la vida social, que cambian de compañero y siguen su vida con toda tranquilidad. No es la duración del matrimonio ( o de la unión con su pareja) una cuestión tan importante para el proyecto matrimonial de la mayor parte de los jóvenes de hoy. De ahí que piense  -como antes digo- que la celebración de las Bodas de Oro es una costumbre que tiende a desaparecer. Y, dada la capacidad de la sociedad actual para mutar situaciones anteriores, a lo mejor se instituye la costumbre de celebrar un determinado número de Bodas, el mayor posible para entrar en el Guinness.

Pero no fue ese mi caso. Celebré mis bodas de oro. Y las celebré reuniendo a los amigos más cercanos con los que compartí el siguiente relato

                               30 noviembre
                           Camelia y Agustín
                                  1965 / 2015

              Fugaz repaso de una vida en común

Cuadro formado por los hijos, nueras y nietos

de la pareja a base de ensamblar centenares

de fotos sacadas de los archivos familiares

50 años son nada.
¡Tú bien lo sabes, Señor!
50 años se pasan
Igual que una exhalación
Cuando se han vivido juntos,
Gozando del mutuo amor.

Y si lo ponéis en duda
Escuchad esta versión:

                  Fue el año 64
Del siglo que ya pasó.
El, un abogado en ciernes;
Ella una chica bombón
Con apenas 20 años
Y un derroche de ilusión.

Por azares de la vida
Él con ella se encontró
Mientras buscaba aprender
El inglés,  que no aprendió.

Ella, de allende los mares,
Joven, linda  y con candor,
Llegó como profesora.
Como “profe” no logró
Sacarle de su ignorancia;
Pero, en cambio, consiguió
Enderezar su destino:
Y en un año se casó.

¡Qué dulce la vida ha sido!
¡Con qué ilusión planteamos
organizar nuestro nido
viviendo en uno, los dos, 
mientras con afán gozamos
los frutos de nuestro amor
buscando, niño tras niño,
        La niña que no llegó.

Mas, ¡son cosas de la vida!
¿cómo iba a llegar la niña
Si la niña estaba ya
incrustada en el hogar
en forma de ama de casa,
de compañera sin par,
como amiga para ellos,
como ama del lugar!

         Cinco hombres y “una niña”.
       Que ¡para asombro! , al final,
       era una madre, una hermana
       una dulce compañera
      ¡Una mujer sin igual!

Cuando vayáis a mi casa
en el salón principal,
entre la nuda hermosura
De una joven balinesa
Y la exquisita finura
De una geisha japonesa
Hay colgada una pintura.
Reparad un poco en ella:
Pretendí que fuera un cuadro
Que recordara a Camelia;
Pero el pintor,  no logró
Ni recoger su sonrisa
Ni su dulzura de estrella.
 Quedó en una alegoría,
una alegoría muy bella.    

Analizando ese cuadro
veréis con facilidad
la esencia de la familia
que se formó en  nuestro hogar:
Ella arriba, en las alturas,
(Que, si el pintor no captó
la dulzura de su rostro,
sí la puso en su lugar,
destacándola en lo alto
sobre todos  los demás).
Debajo, sus cinco hombres
dispuestos a caminar
hacia el lugar que ella marque.
¡Que el destino es lo de menos
Y el estar juntos ¡lo más!

                          ---
¡Fueron pasando los años!
Qué lejos quedando  van
esos viajes en familia
para con ellos gozar

       -La visita a Romaniemi
Para poder disfrutar
de los trineos de nieve,
de Santa Klaus el hogar,
de viajar en rompehielos,
de la aurora boreal.

-la excursión al Orinoco
viaje extremado y audaz
en aquella Venezuela
que, entonces, brindaba paz,
y permitió a la familia
excursiones sin igual

-el cañón del Colorado,
Tras pasar toda la noche
Guiando  a turnos el coche
por el desierto pelado
para llegar al cañón
dentro del tiempo fijado

-el parque de Yosemite
Donde los de más edad
quisieron quedar más tiempo
pretextando hacer trabajos,
pero buscando, en verdad,
gozar del descubrimiento
del bucólico lugar.

-entrar en las cataratas
de Niágara y pasar
bajo su cortina de agua
y después, a navegar
por el río San Lorenzo
y llegar a Montreal  ……..

          -El recuerdo de los niños
       allá en el Nuevo Baztán;…

…………….

Y cuando ellos crecieron,
cuando se fueron, buscando
cada uno su sendero
¡qué tristes fuimos quedando!

        De aquella hermosa granada,
  de aquel grupito de seis
  fueron saliendo  girones
  desgranando , ya sabéis,
   poco a poco, y a tirones
   los granos que la formaban,
   para cumplir el destino
   que señaló a cada uno
   la ruta de su camino.

             Y del sexteto que fuimos
Sólo los dos nos quedamos.
Aun cuando siempre gozamos
De sentirlos muy unidos;
de compartir sus anhelos,
de sabernos muy queridos
Y de gozar del consuelo
De ver los nietos volcados
en amor a los abuelos.

Y para encontrar consuelo
Nos fuimos a Tierra Santa   
Y fuimos ….al mundo entero.
Todo hermoso, todo grande,
todo  turístico y bello,
pero nada comparable
a estar juntos con  los hijos
y gozar de nuestros nietos.       
Pero no quedamos solos
cuando los hijos se fueron.
Además de la familia
con sus cuidados sinceros.
Quedaron nuestros amigos
quedaron  los compañeros
que tanto tiempo habían sido
destinatarios secretos
de planes y de recelos,
confidentes escondidos,
contrincantes en los juegos,
compañeros de años mozos,
en sus charlas,  sus anhelos,
con quienes partir sus gozos,
participando en sus duelos.

                  Tuvimos la dicha entera
               de tener unos amigos
               hechos en noble madera
               que, cada uno en su estilo,
               cada uno a su manera,
               se mostraban decididos
               para ayudar a cualquiera
               que  lo hubiera requerido

                  Y así han pasado los años.
              Cincuenta ¡quién lo dijera?.

Hemos sido muy felices
Tan felices que, de veras,
Se nos pasaron volando.

Nos forjamos nuestro mundo
Allá en la etapa primera
Y en él fuimos avanzando.
Pensando el uno en el otro,
De la familia gozando,
Cuidando a nuestro amigos,
Y los dengues  superando
(que no todo han sido rosas
En estos tiempos pasados)

Menos mal que por fortuna
Dios me ha dejado con ella
y ambos vamos caminando
como almas en tinieblas
sin saber muy bien adonde,
mas con la esperanza puesta
en que el Cielo nos dé fuerza
para aguantar esta pena
de ver que, poquito a poco,
va acabando la carrera.

Por eso os hemos llamado:
Para compartir,    con todos 
los que pudieran estar,
la alegría de gozar
como en tiempos ya pasados,
y el dolor de recordar
a quien ya no puede estar
por designio de los hados.

         Gracias por tanto a los hijos,
a las hijas que tuvimos
cuando ellos se casaron,
a los nietos y parientes,
amigos,  ya sean recientes
o sean de tiempos pasados,
por asistir este día,
brindándonos complacientes
vuestro amor y vuestro agrado,
compartiendo la alegría
en día tan señalado.   

         Y ya, para terminar,
Os hago una confidencia
Con mi acento más sincero :
A Dios pido que la Parca
-lo cuento sin estridencias-
se acuerde de mí el primero
en llevarme a su presencia
para no dejarme solo,
sin tan dulce compañera.
      Y para entonces espero
Que cuideis a mi Camelia:
La flor que alegró mi vida,
el remedio de mis penas,
la que es mi faro y mi guía,
mi polo norte y mi estrella.
Que, sin ella, no sabría……,
no sabría qué hacer sin ella

Mas, ya es hora de acabar.
Preparemos nuestras copas
Porque vamos a brindar;
Y no con champán francés,
Que esa no es costumbre buena,
Ni con cava catalán,
Que ya no vale la pena,
Sino con cava especial
Mucho mejor que el champaña
Con un cava de Requena
Que se llama “tantum ergo” :
El mejor cava de España.

A vuestra salud, brindamos

Sed felices y  ¡adelante!

¡Recordad que os esperamos
En las Bodas de Diamante!

Reeditado el 27 de abril de 2018