Pinceladas.-EL HOMBRE. Desde su aparición hasta Las Razas Humanas


EL HOMBRE Desde su aparición hasta Las Razas Humanas


Terminaba mi nota anterior sobre la Aparición del “Homo”, con un cuadro sinóptico en el que se recogía la aparición del Hombre como último eslabón de la cadena de los Monos, procedentes del Propliopitecus, ancestral origen de los Primates. Era el Homo Anticuus, el Hombre Primitivo

Pero su aparición en la escena de la vida no fue tan simple y clara como podría deducirse de ese diagrama.

No apareció de repente un nuevo tipo de animal, ni vivió sólo y aislado en el ambiente en que le tocó vivir. De hecho, sus ancestros se han localizado y definido entre otros animales similares con los que, sin duda, tuvo que competir para conservar su vida y costumbres, y de los que solo se conserva su registro fósil porque no han llegado hasta nosotros.

Pero vamos a entrar en un poco de detalle.

*De los monos antropomorfos más cercanos, en el tiempo, es decir de los chimpancés, (también descendientes del Propliopitecus, en que, a su vez, había evolucionado el Purgatorius) se separó el Homo hace aproximadamente 5/7 millones de años.  Y durante un par de millones de años continuó llevando una vida animal parecida a la de sus primos cuadrumanos, los monos antropomorfos, ocupando como ellos un amplio espacio en el, por entonces, continente africano.

      * *Unos cientos de miles de años más tarde, hace unos 4 millones de años, comenzó a caminar erguido, aun cuando normalmente se desplazaría, aún, como un cuadrumano. En esta fase se le conoce como Australopitecus.        

El Australopitecus era un animal de cuerpo y cabeza pequeños; su talla normal no superaría el 1.25 m. y su peso oscilaría entre los 25 y 30 kg. El tamaño de su cerebro, similar al de los Grandes Monos. Vivió sobre la faz de la Tierra hasta hace unos 2.5 millones de años en que desapareció, acaso por la desertización de la sabana. Durante su vida, y precisamente por el amplio territorio que han ocupado los australopitecos, se aprecia en ellos una diferenciación que tiene su origen, entre otras causas, en el tipo de alimentación que le permite el terreno que ocupan, ya que mientras unos son netamente vegetarianos, alimentándose de tubérculos y plantas, otros han mejorado sus artes de caza y de defensa, incorporando la piedra como útil que las facilitaría.

Inicialmente, sigue ocupando el mismo espacio vital que sus antecesores, aunque luego, por su mayor facilidad de desplazamiento, se extiende rápidamente por toda África, acaso, obligado por la necesidad de adaptarse a las nuevas condiciones climatológicas del continente, donde las selvas de antaño han pasado a convertirse en sabanas. Por esta razón se le encuentra en prácticamente toda África, evolucionando en cada sitio con nombres  diferentes.

       El  A. Ramidus. (hace unos 4 M. años y pronto extinguido) Sus restos fósiles se encontraron en Etiopia. De tamaño no superior a 1.30 m..


       El A. Africanus.  (entre los  2‘8 y los 2‘1 M. años). Vivió en Suráfrica. Muy similar al anterior, aunque el cráneo fue más redondeado. Y quizás algo más alto. Su capacidad cerebral , 600 cm3., según se desprende de su representante, el “Niño de Taung”, fosil descubierto en 1924.

      El  A. Boisei  (entre los 1‘8 y los 0.6 M. años). Descubierto en África Oriental. Con una capacidad craneal de unos 500 cm3. Se asemeja más a los Parántropos, que tienen grades músculos masticadores. Su aspecto es más robusto que el de los Australopitecus

     El A. Robustus (entre los 1.2 y los 0‘6 M. años). Muy similar al anterior. Apareció en África del S., en las cuevas de Swartkrans y también en la garganta de Olduvai.

Ya en terrenos del Cuaternario, se encuentran indicios de que los precursores del hombre moderno han ido evolucionando.         

        De uno de aquellos grupos de homínidos, de los que basan su alimentación en la carne, aparece un nuevo tipo al que los científicos denominan

   ***“Homo”.  Sigue teniendo características similares a las de sus predecesores, pero su cerebro ya ha evolucionado.

Van sucediéndose las especies de Homo, que, a partir de lechos distintos ubicados en África, van extendiéndose para extinguirse más o menos tarde hasta llegar al “Homo Sapiens Sapiens” que hoy puebla La Tierra.

        Estas son algunas de las fases anteriores


-El H. Habilis (entre los 2‘3 y los 1‘4 M. años). Vivió en Kenia (Koobi Fora ) y Tanzania ( garganta Olduvai). Alturas 1.3. Peso 50 kg. Cráneo redondeado. Cerebro 550/600 cm3.El primero en hacer herramientas de piedra. Carroñero. Deambulación bípeda

-El H. Ergaster (entre los 2 y 1.4 M. a). En Koobi Fora (Kenia) se encontró el primer fósil. Varón de 1.60 m. de estatura, con un cerebro desarrollado de unos 880 cm3.  Mandíbula saliente. Cejas prominentes. Aprenden a dominar el fuego. Construyen cavernas con dependencias separadas. Verdaderos artistas de la piedra. El primero que salió de África. Evolucionó en > Erectus (Asia) y >Antecesor Europa)

-El H. Erectus (entre los 1‘7 M. años y 70.000 años). Se le considera descendiente del anterior, pero donde se han encontrado la mayoría de sus restos fósiles ha sido en Asia Oriental. Caminan ya con el cuerpo erguido, En estatura alcanzó los 1.80 m. Cabeza redonda, gruesa mandíbula, casi sin mentón, frente huida hacia atrás y una capacidad craneal entre 800 y  1.100 cm3. Con destreza ya para fabricar armas que le permitieron cazar animales de la talla del mamut.

Se pueden distinguir varias subespecies por el lugar en que se hallaron sus restos:

            H. erectus Erectus   H. de Java


H. erctus Soloensis . H. de Solo, también en Java

 H. erectus Pekinensis. H. de Pekín. En China



Convivieron con el H. Sapiens. Algunos científicos lo consideran su antepasado directo.

-El H. Antecesor (entre los 900.000 y los 100.000 años). Restos fósiles en la Gran Dolina (Atapuerca) España. Altura entre los 1.60/1.85. Peso entre 60 y 90 kg.. Cerebro con capacidad superior a los 1.000 cm3.Es la especie más antigua de Europa. Está relacionado con el H. Erectus por ciertas semejanzas con el H. Pekinensis pero, a la vez, muy relacionado con el H. Heidelbergensis del que acaso sea antecesor.

-El. H. Heidelbergensis (entre los 600.000 y los 200.000 años). En Heidelberg (Alemania) se encontraron los primero fósiles. Gran estatura que podía llegar a los 1.75 m. en hombres y 1.57 m. en mujeres, con peso de 62 y 51 kg. respectivamente. Su masa encefálica con un promedio de 1.200 cm3.Se cree que tuvo un origen africano y, relacionado con el ciclo climático de los años -800.000, se extendió por toda Europa oriental y Asia noroccidental, dando lugar a Neandertales y Disovanos, por un lado, y hombre moderno por otra.

-El H. Neanderthalensis (entre los 230.000 y los 30.000 años).  Descendiente, posiblemente, del H. Heidelbergensis, ocupó Europa y Asia central y occidental.  Los varones tenían una altura de 1.7 m. y las mujeres 1.60 m. Un cuerpo musculoso y capacidad craneal de 1.500 cm3, superior a la del hombre moderno.  Tuvieron una vida media de 40 años. Cubrían el cuerpo con pieles por vivir en regiones frías no solo utilizaron, sino que aprendieron a hacer fuego y a fabricar herramientas diferenciadas para usos diversos. Sus ritos religiosos y entierro de muertos evidencian que poseían inteligencia

- el H. de Dinosova. (vivió entre hace un millón y cuarenta mil años. Inicialmente en los Montes Altai y en la zona de Siberia, en cuyas proximidades convivió con el h. Neanderthalensis y con h. Sapiens hasta hace unos 380.000 años. Más tarde parte de ellos se desplazaron hacia Indonesia donde se cruzaron con los humanos modernos. De hecho, se han encontrado sus genes en algunas familias de papúas de Nueva Guinea. También, entre chinos y japoneses existe evidencia de la hibridación entre Denisovanos y hombres modernos,

  - H. florensis. H de la isla de Flores, descubierto recientemente. (Se le llamó también “Hobbit”) Vivió, aislado, hasta hace 50.000 años, en que se extinguió De pequeña estatura (de 1 m. y 25 kg).  Su capacidad craneana no superaba los 400 cm3.

=El H. Sapiens Sapiens (Desde unos 300.000 años a. C. hasta hoy) Nació en África, donde evolucionó y luego emigró desde hace entre 100.000 y 60.000 años. Hasta un casi 4% del genoma humano deriva del de los Neandertales Origen común del H. moderno y del neandertal. Hibridación entre ambos en Europa y Próximo Oriete

Último descendiente del Propliopitecus, primate que debía tener no más de 40 cm. y cuyo primer fósil se encontró en el Fayún (Egipto)

        No he conseguido encontrar un lugar preciso que pueda reconocerse como su lugar su origen. (A este respecto, y anecdóticamente, traigo aquí la referencia encontrada en la publicación “Crónica de la Humanidad. Año  1970”: “El Homo Sapiens Sapiens: (se puede creer que Dios lo creó porque no hay ninguna teoría sobre su aparición)”

        Casi todos los antropólogos coinciden en estimarlo originario de África. La mayoría de los tratadistas señalan la zona del Gran Rift, en los alrededores del Lago Turkana, entre Kenia y Tanzania, o en el valle del Omo, al sur de Etiopía.. No falta, sin embargo, quien señale la zona norte de Johannesburgo (África del sur) y de forma más concreta las cuevas d Sterkfontein conocidas como la “cuna de la Humanidad. Últimamente el descubrimiento del DJebel Irhoud en Marruecos ha permitido a algunos paleontólogos señalar esta zona como origen del primer Homo actual, con una antelación de unos 100.000 años sobre las estimaciones anteriores.

                 

Parto, pues, de admitir como opinión más generalizada, que el primer homo, cualquiera que fuera su principal lugar de origen en el continente, salió de África hace unos 600.000 años.   Y NO FUE EL HOMO SAPIENS SAPIENS. Antes que él, otro homínido, probablemente el Homo Erectus, ya había ocupado las tierras de Eurasia hasta llegar a su extremo más oriental y posiblemente pasar, por lo que hoy es el estrecho de Bering, hasta alcanzar el continente americano. Muy relacionado con él, estarían los Denisovanos

He encontrado            







un artículo del New York Times del 20 de marzo de este año, que, refiriéndose al tema, publica un supuesto itinerario del desplazamiento del homo Sapiens partiendo de África. Es el que acompaño a esta nota, en fotografía totalmente deplorable (pero suficiente para demostrar gráficamente la dispersión geográfica de nuestros primerísimos antepasados). Entiendo que, teniéndola a la vista, sobraría cualquier comentario.



         La especie humana actual, una única especie, es la que ha ido poblando nuestro planeta. En consecuencia, todos los hombres que habitamos en la Tierra somos de la misma especie.

 Antes de seguir, me voy a permitir una digresión que no sería necesaria si no fuera porque los furores de innovación de la sociedad actual entre gentes de dudosa cultura (aunque evidentemente “leidos”), vienen presionando por la diferenciación en aquellos vocablos que, según la gramática española, son de género común y que engloban a seres de sexo diferente. Tras las desafortunadas referencias de destacadas “damas” ( hembras humanas) del socialismo español reciente, tratando de imponer la necesidad de referirse a “jóvenes y jóvenas”, o bien a “miembros y miembras”, -y con exclusivo destino a esos  seguidores de tal tendencia de gentes cuya ausencia de cultura tradicional queda manifiestan- debería indicar que, cuando hablo de” Hombre”, me quiero referir también a la mujer, no solo al macho, sino también a la hembra, es decir “al Hombre y a la Hombra”.

 Todos los hombres somos de la misma especie, decía. Esta es la doctrina oficial. Y así debería de aceptarlo.

 Sin embargo, es notorio que, al menos en su aspecto externos, hay una enorme diferencia entre la fisonomía de un hotentote, de un esquimal, o de un chino (por ejemplo) con la de un caucasiano o un bosquimano. Y, ya no es solo el color de la piel; es ostensible el asombroso parecido de algunos tipos africanos con la típica figura del gorila. (aclaro que no pretendo ofender a nadie; reconozco que personas con ese perfil simiesco aparecen y ocupan nichos humanos en los que solo figuran quienes demuestran especiales cualidades). Es asimismo innegable la enorme diferencia física entre un vietnamita y un senegalés. O la capacidad corporal entre un chino y un nigeriano, por poner otro ejemplo. O la enorme diferencia que hay entre el color de la palma de la mano o la pilosidad o nariz y labios de unos y otros humanos.

Tales diferencias me llevarían a dudar de aquella afirmación oficial. Sin embargo, llegados a este extremo, debo reconocer que también un caniche y un mastín, siendo tan distintos, forman parte de la misma especie canina. Y, si un galgo y un sambernardo, o un bulldog y un chihuahua, teniendo aspectos tan distintos, pertenecen a la misma especie ¿por qué no aceptar sin reparos que todos los humanos actuales son una sola especie?


Acepto, pues, (porque señores más cultos e informados que yo así lo aseguran), que todos los humanos somos una sola especie, pero no puedo dejar de reconocer que no todos tienen la misma y única pareja progenitora y, consecuentemente, algunos otros humanos, distintos del Homo sapiens inicial, han contribuido a la formación del Homo sapiens sapiens, del Hombre Moderno.
Ya, hay paleontólogos que -como antes he recogido-  han reconocido la existencia de determinado porcentaje de genes de neandertales o de Denisovanos en algunos humanos salidos de África y considerados como “homo sapiens”.

En apoyo de esta apreciación mía viene la existencia de lo que hasta mediados del pasado siglo se consideraba una realidad social indiscutible, aunque nunca unánimemente definida: la diversidad de “las razas humanas”.

No hay una doctrina científica que explique si el abigarrado mosaico que forma la especie humana tiene un origen único o vario. Hay “monogenistas” que afirman que todas las razas humanas descienden del mismo tronco; y hay “poligenistas” que aseguran que la Humanidad tiene distintos orígenes.

Pero, con independencia de cuál sea el origen de esa diversidad, es evidente que desde la aparición del primer hombre o. más concretamente, desde la aparición del Neandertal (primer reconocido ocupante global  sobre nuestro planeta), hasta el abigarrado cuadro actual de la Humanidad, ha habido un forzoso proceso de formación en la especie humana que ha ocasionado la diversidad racial que hoy es manifiesta. Y en ese proceso han debido intervenir factores tan distintos como el medio ambiente físico, las migraciones en masa y adaptación a climas y ambientes diferentes, el mestizaje de sus miembros, la herencia genética de sus antepasados, y todo ello influido por la idiosincrasia o factores evolutivos de cada grupo.

La evidencia de esos grupos diferenciados es lo que me lleva a admitir que, aunque todos los humanos actuales sean de la misma especie, las peculiaridades de esos grupos permite separarlos en grupos diferenciados que, en definitiva, serían las Razas Humanas



No existe unanimidad entre los tratadistas a la hora de definir cuáles sean los caracteres definitorios de una “raza humana”, pero sí es evidente que hay unos grupos de humanos que tienen características propias que les asimilan entre sí y les hacen aparecer diferentes de otros humanos.

En definitiva: 1.- Todos los hombres pertenecen a la misma especie.

2.- Dentro de esa única especie humana hay una enorme variedad de tipos que pueden agruparse en razas, lo que hace que, siendo todos uno, aparezcamos todos distintos.



Debería con esto dar por finalizada esta parrafada para la que obviamente me he apoyado (extractándola muy severamente) en la abundante información escrita sobre la materia.  Pero, puesto que ya la tenía preparada, voy a incorporar una nota gráfica curiosa e ilustrativa: dejaré constancia de algunas de las clasificaciones contenidas en el Libro LAS RAZAS HUMANAS, editado por Publicaciones del Instituto Gallach en 1962

La primera clasificación se debe a Linneo, que distingue cuatro razas principales: La americana (hombre rojizo, de cabellos negros, lisos y gruesos y cara casi imberbe); la europea (hombre blanco de cabellos con tendencia a rubios y en bucles, ojos más o menos azules), los asiáticos (hombre amarillo, de cabello negro, ojos obscuros); y la africana (hombre negro, de cabellos muy negros y rizosos, nariz aplastada, piel fina, labios abultados).








En las fotos. Indio de Yura (Bolivia) /  muchacha de Salzburgo / tonkinesa ( de Vietnam / mujer zulú de sudñáfrixca



Posteriores tratadistas se basan en caracteres no siempre coincidentes con los antes indicados:

Cuvier, señala tres razas, coincidentes con las referencias bíblicas a los tres hijos de Noé: Sem (amarilla), Cam (negra) y Jafet (blanca). <los americanos y asiáticos de Linneo los incluye entre los amarillos>

Blumenbach, se basa en la forma del cráneo para distinguir estas cinco razas : Caucásica o europea, mongólica,



etiópica, americana y malaya .

En las fotos. Mujer alemana / muchacha laosiana / indio toba / joven sudanés / papúa de Nueva Guimea


 Y finalmente , para no hacer aburrido el tema,

Haberlandt, que distingue seis razas diferentes: caucásica o mediterránea, mongólica, australásica, papúa-melanesia, austral y dravídica.



En las fotos

Raza caucásica o mediterránea (muchacha ateniense) / mongólica (joven de Indochina) / australásica (hombre de las Islas Wallis) / papúa melanesia (mujer de Nueva Guinea) / austral (aborigen australiano) / dravídica (danzarina del sur de la India)

           Incorporadas ya estas imágenes que, a juicio de profanos en la materia, como yo, les llevan a dudar sobre la afirmación científica de que todos los hombres modernos tengan el mismo, y único, origen genético, debo dar por concluida la tarea de hoy.

Madrid, julio de 2018




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