Pinceladas.-UNA VISITA AL MUSEO DE CIENCIAS NATURALES DE MADRID -5-

BIODIVERSIDAD           


       




Vamos a terminar la visita de la parte que el Museo dedica a la Fauna viva, adentrándonos en la última sala grande donde se instaló, no hace muchos años, la exposición permanente que se tituló BIODIVERSIDAD.
Al principio sonó raro el nombre a los Guías, y nos pareció difícil la tarea de enseñarlo de manera inteligible; tal es la variedad de piezas y situaciones que se muestran. Poco a poco se ha ido seleccionando el contenido, con la inestimable ayuda de la Guía didáctica preparada por el Museo, para adaptarlo a los supuestos conocimientos o aspiraciones de los visitantes.
 Siendo tan extenso y abigarrado el conjunto, voy a tratar de simplificar la visita para no hacerla pesada en exceso
Debo comenzar haciendo alusión al nombre que tanto nos impactó al comienzo: Biodiversidad.
Muy resumidamente, no es otra cosa que la interrelación existente entre animales, plantas y medio ambiente en cualquier punto de la Naturaleza, de modo tal que la modificación en cualquiera de ellos afecta al desarrollo de cada elemento del conjunto. Es, en el fondo más profundo, la causa del famoso fenómeno conocido como “el efecto mariposa”
Desde el salón de la entrada se pasa a la sala que, ya, en la primera vitrina de la izquierda, muestra una enrevesada muestra de animales, variados y muy diferentes. Son solo una mínima muestra de los cientos de miles de especies animales que habitan en La Tierra. Tantas y tan diferentes que nos quedaríamos abrumados si tratáramos de, siquiera, enumerarlas. Y cada una con su carácter identificador con respecto a la más cercana. Aquí se presentan en un “totum rovolutum”: alcatraz, lobo marino, cangrejo, grulla coronada, cálao abisinio, tarro blanco, serpiente pitón, gallina de Guinea, ñandú, …  y, destacando sobre las demás,

 el rinoceronte, sobre el que llamo la atención, por concurrir en él varias peculiaridades notorias. En primer lugar, su tamaño: se trata del más voluminoso de los mamíferos terrestres, después del elefante y el hipopótamo, de los cuales se diferencia por ser un animal perisodáctilo, es decir tiene dedos impares (en este caso tres) en cada pata; pero, especialmente, por la peculiaridad de su cuerno, que pudiendo ser doble, crece sobre su nariz a diferencia de lo que sucede en los demás mamíferos. que tienen cuernos. Y, ya que hablamos de cuernos, echemos un vistazo a la derecha.
 Tenemos aquí una amplia referencia a varios tipos de cuernos

En principio, se conocen como cuernos las prominencias que nacen del hueso frontal en el cráneo de algunos mamíferos, especialmente de ovinos y bovinos.
 En la vitrina de abajo, una presentación preciosa de cuernos: Serían los típicos cuernos permanentes de naturaleza ósea, propios de los toros, cabras, carneros o antílopes; son apéndices óseos, de la misma naturaleza que cualquier otro hueso del cuerpo. Cada especie tiene un tipo de cornamenta que le caracteriza, pero incluso, dentro de los de la misma especie, se aprecian diferencias considerables como se ve en los ejemplos de cabra expuestos en la vitrina: hermosa cornamenta, pero diferente, de cuernos de cabra: montés ibérica, montés siberiana y del Himalaya.
 Pero los ciervos, corzos, gamos, alces, renos también tienen parecida cornamenta, aunque, en este caso, tales apéndices son temporales y de origen dermo-epidémico con una composición esencialmente formada a base de fosfato cálcico: son cuernas: prominencias ramificadas que se caen y renuevan cada año. Como ejemplo de cuernas, en la pared próxima, se pueden ver tres cornamentas: corresponden (de arriba abajo) a apéndices frontales de gamuza, alce y ciervo
 (Cuando se inauguró la exposición, figuraba también en esta pared la cornamenta de un bóvido, que hoy ha desaparecido, Y la echo de menos porque  -según se dijo entonces- era precisamente la cornamenta del toro Pocapena, que fue el que mató al torero Granero en Madrid el año 1922) 
Otros cuernos, como los del rinoceronte, son cuernos de queratina, con depósitos de calcio y melanina. Los de las jirafas son cuernos recubiertos de piel, lo mismo que los del okapi.
También se aprecian prominencias parecidas a los cuernos en otros animales: De queratina también, pero con distinta composición, son los cuernos de escarabajo.
 Aún podríamos citar los cuernos del caracol, de naturaleza y finalidad totalmente diferente.
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Pero, pasemos ya de cuernos. Vamos a reparar ahora en otras diferencias creadas por la Naturaleza. Ésta nos muestra ejemplos de animales que, mediante órganos distintos, cubren una misma finalidad,
 


verbigracia, animales que se desplazan en el aire,  El vuelo es actividad típica de los insectos, los cuales han creado sus alas como nuevo elemento que se deriva del esqueleto. Las aves, por su parte, han adaptado para ese fin sus extremidades superiores. En los murciélagos han sido sólo el final de esas extremidades, los dedos, los que han dejado crecer una membrana que les permite cubrir esa actividad. Finalmente, las ardillas voladoras o los dragones voladores tienen extensiones de la piel cerca de las patas que les permiten desplazarse en el aire y planear
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Veamos ahora otra curiosidad: Los colores en el mundo animal. Nueva manifestación de la variedad con que la Naturaleza puede producir un mismo efecto nos la proporcionan los colores: No todos los colores tienen el mismo origen.
 Unos, son producto de determinados pigmentos que, absorbiendo determinadas longitudes de onda de la luz, reflejan el color que vemos, cualquiera que sea nuestra posición con respecto al animal observado. Es el caso, por ejemplo, del leopardo.

 
Otras veces, son las estructuras corporales las que ocasionan la apreciación de colores distintos según el ángulo desde el que se observe el animal como consecuencia de la reflexión de la luz o iridiscencia sobre estructuras con muchas capas; son los casos de las alas de las mariposas o las plumas de algunas aves, como el guacamayo rojo o el pavo ocelado En otros casos, en fin, son los propios tejidos del animal los que producen luz propia, como sucede con las luciérnagas o los calamares gigantes  
Pero, además, los propios colores animales cubren una función específica importante que puede afectar a aspectos tan diferentes como la actividad sexual (el pavo real), su posible peligrosidad (la víbora); camuflaje activo (camaleón); o de apariencia disuasoria, como aquellos animales que, ante sus enemigos, se hinchan para dar la sensación de ser más grandes o temibles; o se mimetizan, (como los insectos-palo) para pasar desapercibido
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Como ejemplo, se nos ofrece la vida del abejaruco. Se trata de una avecilla migratoria que, viviendo normalmente en lugares de clima tropical, suelen criar en sitios de clima templado, recorriendo para ello incontables distancias en las que cruzan impasibles mares y desiertos. En la vitrina central se ha simulado un nido de los que suele preparar esta especie en terrenos arenosos y fáciles de excavar con sus picos y patas, creando un sofisticado albergue con cavidades diferentes para cada actividad de su vida en común.
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La interrelación y dependencia entre diversos animales del reino animal queda representada en la vitrina donde se exhibe el búfalo cafre.

 
 Un precioso animal, un bóvido propio de la región del Serengueti, en África Central, ( y también uno de los “cinco grandes” del Parque Kruger, en Suráfrica. Los otros cuatro son: el leopardo, el elefante, el rinoceronte y el león). Su cuerpo suele estar asaeteado por insectos parásitos varios (como lo está el de nuestros mulos, toros o caballos, por ejemplo), que viven gracias a él. Estos insectos propician que determinadas aves, en este caso, el picabueyes piquigualdo, se posen sobre su lomo alimentándose precisamente de esos parásitos. Incluso, el intestino del búfalo (que en la vitrina aparece reproducido sobre el animal, en una foto que reduce la belleza de éste) alberga bacterias simbiontes, que viven a su costa porque le permiten digerir la hierba de que se alimenta. Es más, los excrementos del búfalo permiten alimentarse al escarabajo pelotero, y, a su vez, éste constituye parte de la alimentación de la garcilla bueyera.  Finalmente, el búfalo es alimento -aunque no sea presa fácil- del león. Y muerto éste, los buitres podrán alimentarse con sus restos. Es, pues, esta vitrina una clara representación de la cadena trófica de una comunidad bilógica.
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En la Sala se representan los animales que ocupan la distintas áreas bióticas (selva tropical, sabana, estepa, tundra, bosques caducifolios, …), No es posible detenerse en todos. Reparo, como muestra, en el águila arpía.,
que es una de las aves más grandes del mundo y, desde luego, la mayor ave depredadora de la selva húmeda de Centro y Suramérica, Es un animal monógamo que comparte toda la vida con su inicial pareja, en la que se aprecia un leve dimorfismo, ya que la hembra es ligeramente más pequeña que el macho. Predomina el color gris en este animal, aunque con matices variados en el plumaje de las distintas partes del cuerpo: gris neutro en la cabeza, gris muy oscuro en las alas; y gris muy claro, casi blanco, en las alas; el pico es negro oscuro y, excepcionalmente, las patas de color amarillento. La envergadura de sus alas supera los dos metros; y puede volar bajo los árboles a 70 km. /hora. Su principal alimento son los monos a los que suele atrapar en pleno vuelo. Es el Ave Nacional de Panamá. (En la mitología griega las Arpías inicialmente eran tres: “Borrasca”, Tempestad”, y “Oscura)”.
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Entre los animales de los fondos abisales voy a destacar uno rarísimo, el Ceratis hoboelli,  Es un pez de las profundidades oceánicas  con un enorme
dimorfismo sexual, La hembra que mide poco más de 10/12 centímetros, está dotada de una grotesca apariencia de bola de beisbol, con una boca alargada que muestra unos largos y finos dientes; pero lo más característico es su aleta dorsal prolongada en un larguísimo fotóforo que, como una farola, termina delante de la boca haciendo las veces de una caña de pescar con un cebo luminoso, que le permite agarrar fácilmente a los peces que acuden atraídos por la luz de ese órgano. El macho, es como un apéndice de la hembra, pudiendo confundirse con una aleta ventral;  (en la foto, el corpúsculo que se aprecia entre la hembra y el bote) Cuando es alevín se fija al cuerpo de la hembra en la que hace vida parasitaria,  por lo que pierde casi todos sus órganos, salvo los testículos, desproporcionadamente grandes, que le sirven para fecundar a aquella, lo que constituye su única actividad. No es infrecuente ver más de un macho viviendo como parásito de la hembra.
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Pasemos ya a conocer el Elefante africano.
El ejemplar que podemos ver fue una pieza cazada, durante un safari, una cacería en el Sudán a principios del siglo pasado, por el duque de Alba, que lo donó al Museo, el cual, tras muchas peripecias, acabó presentándolo para conocimiento de los visitantes veinte años después. El animal es el más grande de los que se mueven en tierra. Científicamente, es un paquidermo, un mamífero proboscídeo que puede llegar a pesar ocho o diez mil kilogramos y vive normalmente hasta los 60/70 años. Anatómicamente se caracteriza por sus grandes orejas, ampliamente vascularizadas, que le permiten una eficaz refrigeración, y especialmente por su trompa, que es una prolongación del labio superior y la nariz y tiene más de 40.000 músculos (para hacerse una idea, todos los músculos de un humano no superan los 700) que le permiten realizar una multitud de funciones, respirar, beber, arrancar hierbas, oler. Los colmillos del elefante, no son tales, sino incisivos prolongados hacia delante y hacia atrás, que constituyen su arma defensiva. Los elefantes se comunican por medio de sonidos, de los cuales algunos no pueden ser percibidos por el hombre, pero que los propios animales pueden detectar, no solo por el aire sino también por el suelo. Su vista es deficiente, pero en cambio su olfato es proverbial. Aparte del tamaño, el africano se distingue del elefante indio porque éste tiene solo un apéndice, como un dedo, en la parte final de la trompa, mientras que el africano posee dos, de los que puede servirse como una pinza. Los elefantes son animales especialmente gregarios; se desplazan en manadas, guiadas por una matriarca. No puedo olvidarme de dejar constancia de que el cerebro del elefante es el mayor de los animales terrestres, en tamaño y en funcionalidad, y que, en consecuencia, sus manifestaciones de inteligencia o espiritualidad, pueden compararse con las de los delfines, en el mar, o los chimpancés, en tierra. Peculiaridad del elefante, que también, le acerca al animal humano, es que las hembras poseen dos mamas situadas situadas a la altura del pecho, cuando lo normal en los mamíferos es que las tengan en posición inguinal o repartidas por todo el abdomen. 
(La foto adjunta no es del Museo, ni el comentario de la misma es mío. La he recibido mientras preparaba esta nota y me ha parecido idónea para ilustrar esa faceta a que hago referencia sobre la “espiritualidad” de los elefantes).
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Unos minutos, para comentar esta vitrina sobre la Fauna de la sabana africana. Es sabido que la sabana cubre la mayor parte de la superficie del África central y es un bioma en el que, por mezclarse conjuntos varios y ralos de árboles medianos emergiendo sobre un terreno cubierto permanentemente de hierbas, más o menos frondosas, permite la proliferación de una fauna abundante y variada En esta vitrina se muestran algunos de estos animales que comparten el territorio. Así, podemos ver al Papión, el Ratel, el Ñu, al Facocero, la Gacela común, el Marabú, el Serpentario, y detrás, pero impresionante, el Antílope caballo. 
La mayor parte son sobradamente conocidos por su frecuente aparición en reportajes o programas de T.V.
Por ejemplo, el Ñu: un bóvido abundante, de cuerpo desgarbado, con mayor alzada sobre las patas delanteras que en la parte trasera, y pequeña cornamenta que culmina una gran cabeza terminada en largas barbas que llegan hasta el pecho. Gran corredor y alimento esperado por leones y cocodrilos que aprovechan sus largos recorridos en busca de buen pasto, por secos pastizales y algún río, como el famoso Mara,
El facocero es un mamífero suido que vive en África Central y del sur, siempre junto a abrevaderos. Se caracteriza por el par de colmillos superiores saliente de la boca y dirigidos hacia arriba, armas defensivas de enorme eficacia.
El Papión, conocido también como Babuino, es un mono de los llamados europeos o del Viejo Continente, un cercopiteco, de mediana complexión. Es un animal gregario que desarrolla su vida en grandes manadas, dirigidas por un macho que preside con rigor la vida de la comunidad. Individualmente, tiene una cara alargada en la que se manifiestan como rasgo principal sus largos caninos, cola larga y no prensil, pues normalmente se desplazan sobre el suelo y no suelen subir a los árboles. Las manos poseen dedos prensiles con el pulgar opuesto a los restantes lo que le permite gran maniobrabilidad. Es patente el dimorfismo en estos monos, cuyas hembras son cuidadas y vigiladas por el macho-jefe, evitando su cubrición por otros machos. Es tópica su y continua movilidad agresivo carácter.
El Antílope caballo es uno de los más bellos representantes de este tipo de rumiantes. Tiene una piel de dolor marrón claro. Aunque en la cabeza tiene como una careta negruzca y en la parte inferior de  la misma una mancha blanca característica, cola larga y gran corredor. Es de mayor tamaño el macho que la hembra y ambos tienen larga cola y elegante porte. Viven en manadas de hasta 20/30 hembras presididas por un macho.
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Continuando la visita, es posible ver la figura de una Jirafa,  cuyo cuerpo aparece desnudo y solo el cuello y cabeza tienen su piel.
Es una imagen que pretende enseñar gráficamente cómo los animales son preparados por los taxidermistas para su exhibición en los museos. Ya lo conté al principio de la visita. Se trata de la naturalización: Lo que vemos de los animales naturalizados es solo su piel; el cuerpo ha sido sustituido por el artista por una escultura de las proporciones del original, que luego queda recubierta por la auténtica piel del animal contemplado. La Jirafa es un mamífero rumiante de inconfundible figura, ya que puede llegar a los 6 metros de altura gracias a la longitud de sus extremidades y de su cuello. En la cabeza tiene un par de cortos cuernos óseos, recubiertos por la piel.  Es animal herbívoro que, curiosamente, se alimenta de las hojas de las acacias, que ramonea en alturas inaccesibles para los demás animales. Vive en las sabanas africanas, aisladas o en grupos que no constituyen verdaderas manadas.
     
En vitrina próxima se pueden ver un grupo de cebras.
La cebra es comúnmente reconocida por su cuerpo cubierto por franjas blancas y negras de pelo distribuidas de manera aleatoria por todo el cuerpo con diversidad tal que no existen dos ejemplares iguales, constituyendo ese detalle el elemento identificador de cada individuo. Parecidas a los caballos, son de menor altura y sus crines permanecen enhiestas sobre su cuello. Viven en grandes manadas que se alimentan de las plantas y hojas de la sabana. Su vista es sentido más desarrollado permitiéndole una aceptable visión incluso en la noche. Es un animal huidizo y hasta ahora no domesticado por el hombre.
En el lado de enfrente hay una vitrina donde se puede ver el okapi en doble forma: naturalizado y en esqueleto.
Una presentación similar a la que se hacía del elefante indio en la sala del Gabinete. Se trata de un mamífero artiodáctilo raro, mezcla aparente de jirafa y cebra. A éstas se parece por las rayas negras que cubren parte de su cuerpo que, salvo en las patas y el trasero, es de color castaño rojíceo. De común con las jirafas tiene la figura de su cuerpo, aunque es más achaparradito que éstas, ya que ni su cuello ni sus patas son tan largas. También tiene en su cabeza dos incipientes cuernos cubiertos totalmente por su piel y una lengua inusualmente larga que utiliza para comer los arbustos y hojas de que se alimenta.
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La biodiversidad se manifiesta también en la interacción entre la fauna y el medio: en la relación de determinados herbívoros con el medio ambiente, de modo tal que, consumiendo todas las plantas de la sabana, no todos lo hacen de igual forma. Unos comen todo tipo de hierba: ñus, búfalos y cebras; otros, consumen selectivamente hojas y tallos: es el caso de gacelas y antílopes; elefantes y jirafas pueden acceder a las copas de los árboles.
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Es curioso hacer referencia a los niveles de apreciación de la
biodiversidad, resaltando cómo es fácil y normal el reconocimiento de los
individuos en animales de la misma especie, pero se hace más difícil entre miembros de especies distintas; y esta dificultad se extrema a medida que los seres de esos organismos se alejan evolutivamente. l



Como ejemplo,  se muestran grupos de personas, que se reconocerían fácilmente y grupos de insectos entre los que nos sería imposible apreciar sus diferencias.
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Evolución de las especies. Surgida la vida en nuestro planeta hace unos 4.500. millones de años, con el paso del tiempo han ido surgiendo nuevas especies y evolucionando las anteriores de modo tal que los animales hoy vivientes son diferentes en su forma y costumbres a aquellos de los que traen origen. Esto es lo normal. Sin embargo, existen Fósiles vivientes:
animales que se nos presentan en forma similar a la de sus orígenes. Como ejemplo se pueden ver en la vitrina central una serie de animales de entre los que destacamos el arapaima (llamado también pirarucú) y el cocodrilo. El primero es un pez gigante, que habita en el río Amazonas; está cubierto de escamas óseas, elemento que también interviene en la formación de su lengua, muy buscada por los nativos., que suelen apreciar su carne como manjar excelente. Respira por branquias, pero tiene que ayudarse con respiración externa. Está en peligro de extinción por la caza, (más que pesca) de que es objeto debido a los altos precios que se pagan por su carne. 

El cocodrilo, por su parte, es un reptil que, guardando sus características iniciales, ocupa los lugares próximos a las aguas de los grandes ríos y, en algunos casos, del mar. Con ese nombre se designan a los cocodrilos del Nilo, a los caimanes y aligatores de América, a los gaviales de Asia, …Su cuerpo está recubierto de duras escamas y en su boca, más o menos alargada según el tipo de animal, se aprecian unos fuertes dientes que encajan, en lugar de reposar, sobre los la mandíbula opuesta, con el fin de sujetar las presas de que se alimentan, que suelen ser todo tipo de animales de tierra o de agua. No mastica a las presas, sino que, tras arrastrarla dentro del agua y ahogarlas, las ingiere directamente. Para conservar su temperatura suele estar en la ribera, tumbado al sol, durante el día mientras que en la noche vive sumergido en el agua. Sus ojos y los orificios de su nariz sobresalen de manera ostensible de modo que pueden ver y respirar estando en el agua.

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Y ya que han salido a colación la antigüedad con que los animales aparecieron en nuestro planeta voy  a hacer una somera referencia a la evolución de los continentes, pues no se puede olvidar que éstos -y la configuración de la superficie terrestre- no tuvieron siempre los contornos que hoy conocemos: Para ilustrar esta materia tomé, de Google, unos apuntes de la teoría de Alfred Wegener que paso a resumir
Parece que hace unos 300 millones de años toda la superficie terrestre estaba agrupada en un solo continente, que se le ha llamado “Pangea”. La unidad de sus tierras podría haber facilitado el desplazamiento de los animales en aquel tiempo existente

 Unos 100 millones de años después, aquel único continente se dividió en dos: Laurasia, AL Noreste y Gondwana al oeste, separados por el mar de Tetis. Durante esta fase se separaron Norteamérica y África, entre las cuales surgió el océano Atlántico. Entre tanto Laurasia se fue desplazando en sentido de las manecillas del reloj tendiendo a cerrar el mar de Tetis. Mientras, de Gondwana se desgajaban Madagascar y la Antártida, creándose el océano Indico. Luego, hace unos 150 millones de años en Gondwana se habían comenzado a separar de África, Suramérica, India y la Antártida con Australia. Todas ellas se movieron hacia el norte al hundirse los terrenos sobre los que se asentaba el mar de Tetis. Hace uno100 millones de años (en los comienzos del cretácico) Sudamérica se separó de África, mientras que Madagascar y la India se separaban de la Antártida. La India continuó avanzando hacia Eurasia mientras que Madagascar quedó encallada. Por su parte de Australia comenzaron a separarse Nueva Zelanda y Nueva Caledonia dando origen al mar de Coral y mar de Tasmania. 
Finalmente, hace unos 60 millones de años Norteamérica y Groenlandia se separaron definitivamente de Eurasia, que se movió, cerrando el mar de Tetis. Por su parte, Australia se separó definitivamente de la Antártida y, como ya había hecho la India, se desplazo hacia el norte,  es decir hacia el sureste de Laurasia, donde, hace unos 35 millones de años, ya se había producido el choque de la India, dando lugar a la cordillera del Himalaya, con lo que definitivamente quedó cerrado el mar de Tetis con el levantamiento de los Alpes. Los últimos movimientos indican la apertura de un nuevo mar en África oriental con el desgajamiento de las tierras de la derecha delGran Valle del Rift, y la formación, por el norte, de un nuevo continente que englobaría a Eurasia y África.
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La evolución de los continentes tiene su réplica en la evolución de sus animales. Y con respecto a ésta es justo recordar a Darwin, que en su visita alas Islas galápagos comenzó a intuir su teoría, al comprobar que las tortugas de aquellas islas, ofrecían peculiaridades que estaban en relación con el tipo de vegetación que formaba su dieta, advirtiendo en aquellas que se alimentaban de hojas de los árboles una elevación de la parte delantera de su caparazón que le facilitaba la tarea de alzar la cabeza, lo que no sucedía con aquellas que tenían su alimento a ras del suelo.
 La tortuga 


es un quelonio, una clase de reptil caracterizado por tener su cuerpo ancho y corto, encerrado en un caparazón doble, formado por placas óseas en el interior y otras córneas en el exterior, soldadas ambas de forma que solo tiene unas aberturas para que salgan la cabeza, las patas y la cola. No tienen dientes, pero sus mandíbulas están cubiertas por un pico córneo. La mayoría son vegetarianas, aunque también las hay omnívoras. Se reproducen por huevos que ponen en terrenos arenosos junto al agua y en ellos se incuban hasta la época de la eclosión de las crías que intuitivamente salen derechas al mar cercano. La mayoría son anfibias. Viven durante mucho tiempo, que en algún caso ha sobrepasado los 150 años. En la foto, la tortuga gigante de Las Galápagos.
En la misma vitrina puede verse al Dragón de Komodo.


Pese a su imponente presencia, se trata de un lagarto, esto es, un reptil del suborden de los saurios. Solo que es el mayor de los lagartos conocidos, llegando a alcanzar tres metros de largo y un peso de 70 kg.. Habita en países tropicales y de modo especial en las islas de Indonesia central, con especial preferencia en la isla de Komodo, de la que tomó el nombre. Como todos los lagartos, es animal de sangre fría, y de reproducción ovípara, cuyos huevos se incuban abandonados en nidos al calor del sol. Se alimenta normalmente de carroña, aunque también caza pequeños mamíferos y aves.
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Como una excepción a la selección natural, presenta el Museo en la próxima vitrina un cuadro de Palomas.
Se trata de un ave de pequeño tamaño, dotada de un pico corto, abovedado en la punta e inflado en su base. Sus patas, también cortas, tienen cuatro dedos de los que uno está opuesto a los demás, como nuestro pulgar. Son animales monógamos, que dejan sentir fuertes vínculos familiares entre sí y con sus crías (palominos) ,hasta que éstas pueden valerse por su cuenta. Grandes voladoras y provistas de unas dotes especiales que hacen que se las considere entre los animales de vista más aguda y más inteligentes de la fauna terrestre. El hombre ha aprovechado tradicionalmente una de esas facultades para la comunicación y, con éxito también, se ha utilizado para la localización de cuerpos u objetos perdidos a causa de su facilidad para identificación de sí misma y de los demás cuerpos brillantes.
Precisamente, esa facultad propició desde la antigüedad la dedicación del hombre a la selección de los ejemplares más destacados para sus propios fines, dando lugar así a la selección artificial, actividad que esta vitrina quiere resaltar, presentando tres (Zurita, Torcaz y Brava) de las muchas tipos de palomas silvestres, todas derivadas -como las palomas domésticas-  de la paloma bravía.
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Sobre nuestras cabezas, podemos contemplar el esqueleto de una ballena rorcual. Perteneció a un ejemplar varado en las costas andaluces que rescataron los pescadores sin poderla salvar de la muerte.
La Ballena cuyo esqueleto contemplamos, es un mamífero marino, es un cetáceo misticeto y, como tal, desprovisto de dientes, sustituidos por las barbas, que son unos pliegues dérmicos, revestidos de una capa córnea que penden del paladar y sirven para filtrar el agua sobrante después de haber tomado, durante la marcha con la boca abierta, una bocanada, de la que retiene los pececillos de que se alimenta. Se trata de un animal de gran tamaño y, hasta hace poco tiempo, muy perseguido por los grandes pesqueros para aprovechar su carne y sus barbas. Conviene no confundir este orden de ballenas con el que conforman el suborden de los odontocetos (cetáceos con dientes), del que forman parte el delfín, el cachalote y el narval


En la pared de enfrente pueden verse dos animales que, perteneciendo a la fauna marina, como el anterior, forman parte sin embargo de los Peces, animales de sangre fría y auténticos señores de los mares. La colocación de estos dos ejemplares no es, desde luego, la más afortunada ni en cuanto a ambientación ni a cercanía que permita un examen minucioso.   Parecen, sin embargo, dos ejemplares raros de los Tiburones, que son escualos, es decir peces de esqueleto cartilaginoso, cuerpo pisciforme cubierto por una piel provista de dentículos dérmicos (de lija) y grandes nadadores. En ambos casos, la anomalía formal de estos animales con respecto al clásico tiburón radica esencialmente en la forma de sus hocicos, alargados extraordinariamente y con la forma de la herramienta que da nombre a cada uno: Tiburón- sierra y Tiburón-martillo. En ambos casos, tales morros están provistos de abundantes y afilados dientes para atrapar a sus presas.


Esto es, al menos, lo que yo creo, aunque también pudiera ser que el primero de ellos fuese un ejemplar del pez-sierra con el que fácilmente puede confundirse por su forma: pero solo por su apariencia externa, porque el pez-sierra tiene un tamaño mucho mayor y pertenece, como las Rayas, al suborden de los batoideos.
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La visita  -ya lo advertí al principio- se va haciendo larga. Pero, no sería justo que omitiera, estando en Madrid, al animal que hasta hace muy poquitos años (a finales del pasado siglo, en que murió), fue uno de los objetivos predilectos de los niñitos madrileños en sus visitas al zoo de la capital. Me refiero, claro está, a Chu-lín.
Fue un cachorrillo de oso panda, nacido  en el Zoo de Madrid, hijo de Shao-Shao, una osa traída por los reyes eméritos Juan Carlos I y Sofía tras su primera visita a China. Se trata de un oso, aunque difiere bastante del oso-tipo. Es muy especial. Como oso, debería de ser carnívoro o, al menos, omnívoro; sin embargo, se alimenta exclusivamente de bambú. Es de pequeño tamaño. No hiberna, pues incluso los pocos que viven en libertad ocupan espacios cuya temperatura no les obliga a hibernar. Es un animal solitario que se pasa el día comiendo o durmiendo y tiene como un sexto dedo en las manos, facilitándole la subida a los árboles, actividad muy frecuente. Su pelaje confiere al animal un aspecto atrayente: Blanco, como una bolita de algodón esponjoso, manchado en los ojos, las orejas y las patas, con sedoso pelo de color negro u obscuro, es la típica estampa del osito de peluche.
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 Voy a tratar de finalizar la visita después de hacer una muy somera referencia a la gran cantidad de animales que han desaparecido en los últimos tiempos o están en trance de desparecer en breve. Unas veces, por causas naturales; otras, por indebidos y fraudulentos comportamientos de los humanos, que han invadido los hábitats propios de determinadas especies por motivos espurios y deleznables, en los que la codicia y el desprecio de la vida ajena han primado sobre la conducta honesta y respetuosa con el entorno. De entre todos ellos, voy a destacar solo dos por su elegancia e imponente figura: El antílope sable negro y el tigre.
La especial elegancia del Antílope sable negro 

debería haber influido en la conservación de este rumiante que antes ocupaba las selvas de África central y del que hoy solo quedan algunos ejemplares en Angola.
Es un bóvido antilopino y, como tal, un artiodáctilo; de gran alzada, dotado de una monumental e imponente cornamenta ósea, permanente, que presentan tanto machos como hembras. Se alimentan solo de las hojas de los árboles, dirigiendo su preferencia a las que crecen a media altura. Objetivo codiciado de los cazadores, en safaris organizados, o furtivos abundantes, la longitud de sus cuernos ha sido la causa principal de lo que acabará siendo su inminente extinción. Dejo como nota final, el detalle de que este animal es el símbolo de Angola, entre cuyos habitantes goza de especial estima y orgullo.


El más temible de los felinos de Asia, el Tigre 

está a punto de desaparecer. tiene una preciosa figura (aunque, por desgracia, no lo aparente el ejemplar que aquí se contempla), siendo la esbeltez de su cuerpo y su tradicional fiereza las que ha contribuido a su perdición. Los cazadores han buscado con ahínco el trofeo de su piel o su cabeza, por los que se han pagado precios astronómicos por representar el triunfo sobre las especiales cualidades de este soberbio ejemplar, paradigma de la fiereza.
 Científicamente, se trata de un mamífero carnívoro digitígrado, de gran tamaño, dotado de unos fuertes colmillos propios para desgarrar las presas de que se alimentan. Su dieta preferente suelen ser herbívoros de gran tamaño, pero incluyen cualquier tipo de animal desde aves hasta reptiles. A diferencia de lo que sucede con los leones, es un animal solitario; y cazan tanto la hembra como el macho, además el tigre permite que la hembra participe con él a la hora de devorar la presa cazada por uno u otro. Para abatir a sus presas el tigre prefiere utilizar el camuflaje para aproximarse a la presa sobre la que se abalanza con un salto (que puede ser hasta de 5 metros de altura), derribándola con la fuerza de su corpulencia y matándola con un mordisco con el que le corta la yugular. Se dice que, incluso, puede emitir un rugido de efectos tan atemorizantes que paralizan a sus presas. Su pelaje es entre blanquecino y leonado, con rayas que van del marrón oscuro al negro. Aún existen algunos ejemplares de Tigre de Bengala, que es el animal nacional de India y Bangladés. También en el S.E de Rusia puede encontrarse aún algún representante del tigre de Siberia, o del Amur.
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Y, definitivamente, pongo fin a esta visita con la contemplación del animal más seductor de los que pueden verse en el Museo. El Leopardo de las nieves
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 Este precioso ejemplar (por cuya exposición merece felicitación especial el Museo) es el de un mamífero felino y, por tanto, un carnívoro, emparentado genéticamente con el león y, por su aspecto, con el tigre. Vive solitario, en las alturas del Himalaya, en los límites entre Rusia y China y en países circundantes del Tíbet, o las actuales repúblicas meridionales de lo que fue la URSS. La longitud de su cuerpo, sin la cola, oscila entre el metro y metro y medio. Es llamativo su denso y suave pelaje, de color blanco grisáceo moteado con grandes rosetones negros, y su sedosa y abundante cola de larga longitud, que le permite utilizarla como abrigo de las bajas temperaturas en que vive. Es un perfecto predador, muy agresivo; buscando su alimentación en cualquier animal que encuentre en su hábitat, en el que caza en jornada diurna. Carece, al contrario de lo que sucede en la generalidad de los grandes felinos, de aparato fonador, por lo que, en silencio, y aprovechando el camuflaje de su piel, se aproxima sus presas sobre las que se lanza en un súbito salto que puede llegar a cubrir una longitud a seis veces la de su cuerpo.
Es precioso, a mi juicio. Como preciso es reconocer que constituye un magnífico broche de cierre de esta visita.















































































































































































































































































































































































































































































































































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