Pinceladas.-EL REY DAVID Y SUS MUJERES


EL REY DAVID Y SUS MUJERES

            Se ha celebrado hace unos días el  ”día de la mujer” y pudiera pensarse por el título que mi nota está relacionada con ese tema. Pero, nada tiene que ver.
 Es cierto que la mujer es tema de mi preferencia, pero desde una óptica bien distinta a aquella que aparentemente justifica las manifestaciones de ese día; y desde hace bastantes fechas; desde que se desencadenó ese movimiento populista, autodenominado feminista, que pretende la equiparación del hombre y la mujer en todos los aspectos. Para mí, nunca podrán ser considerados iguales hombre y mujer. Desde mi idealizada idea de la mujer, ésta será siempre bien distinta del hombre, afortunadamente.
Pero no quiero referirme a eso, sino a las mujeres de que se rodeó un personaje tan famoso como lo fue  -y lo sigue siendo- el rey David, de los judíos


Es posible que alguno de mis antepasados fuera judío. Quizás, por mi rama materna. No me importaría.
 De hecho, siempre me ha caído bien ese Pueblo, que, contra viento y marea, ha sabido resistir tantas calamidades y persecuciones y ha conseguido mantener su filosofía de vida, hasta el punto de ser hoy el único (en cuanto yo conozco) que conserva sus tradiciones ancestrales y se conduce y presenta como una gran familia, en la que cualquiera de sus miembros puede encontrar apoyo.
Eso explica que todo cuanto se relaciona con los judíos me llame la atención. Por eso, voy a ocuparme hoy de ese tema, que con carácter general me atrae en cualquier ámbito o esfera, pero hoy limitándolo a un aspecto: La relación de las mujeres conocidas de uno de los personajes más paradigmáticos del judaísmo: el rey David.

 La mujer es tema que ya ha ocupado mi atención en otra ocasión anterior, aunque referido entonces a las mujeres del profeta Mahoma.

No está en mi intención ocuparme del tratamiento social o familiar de la mujer judía. Carezco de conocimientos o datos precisos para abordar un tema tan delicado.

No cabe duda, que sería muy interesante, sobre todo para conocer cómo influyó ese tratamiento en el concepto que, después, la religión cristiana, en sus comienzos y luego el islam, sentaron como principios básicos de sus respectivos, pero muy parecidos, conceptos sobre de la mujer (conceptos aquellos que, por cierto, aún se mantienen entre los seguidores de Mahoma y que entre los nuevos cristianos van cambiando (en los últimos tiempos con gran rapidez). Desisto, pues, de seguir por ese camino que con mejor formación quizás abordaría.

Me limitaré solo a recordar el nombre de aquellas mujeres que gozaron oficialmente del privilegio de ser llamadas esposas del rey David, de alguien que pasó a la historia compartiendo su vida con varias de ellas a la vez

Y es que la vida amorosa del rey David es poco ejemplarizadora (¿o debía decir ejemplarizante?) desde la rigurosa óptica cristiana que se enseñaba en las escuelas a mediados del siglo pasado.
 Sin tener en cuenta  las costumbres de la época es, en efecto, poco encomiable y digna de admiración la conducta de quien disfruta del matrimonio simultáneo con varias mujeres, a cuya compañía, además, ha accedido por medios no siempre ortodoxos y en algún caso vituperables.
Pero así son las cosas.


Concretándome al caso, solo tengo como referencia para atreverme a abordar este tema, (que, por otro lado, reconozco intrascendente) el relato de las Sagradas Escrituras, que aparece salteado entre los libros del Antiguo Testamento, como Samuel, Proverbios, Crónicas, etc. (que, aun siendo libros del cristianismo se consideran generalmente como propios exclusivamente de los judíos) y puntuales comentarios de Wikipedia, cuyos mapas me han parecido muy explicativos.
Apoyado en estos elementos, simples, pero, a la vez complejos por lo diversos, comenzaré la tarea autoimpuesta.

Lógico es que haga, previamente, un apunte sobre David:
Distribución de las tribus de Israel antes de David

  Personaje real y, a la vez, mítico. Héroe indiscutible del palmarés judío.
Fue el segundo de los reyes israelitas, después de Saúl (de la tribu de Benjamín), al que sucedió.
Pertenecía a la tribu de Judá y nació alrededor del 1040 a. C.  en Belén, siendo el menor de los ocho hermanos nacidos de Jesé, al cuidado de cuyo rebaño dedicó su primera actividad.
En su mocedad entró como músico en la corte del rey Saúl, a cuyo servicio ya estaban tres de sus hermanos mayores. Allá conoció a las dos hijas del rey: Merab y Micol.
También allí tuvo ocasión de conocer al mayor de los hijos de Saúl, Jonatán, al que le unió una íntima amistad, torcidamente interpretada por algunos exégetas, a la luz de la redacción del Libro 2 de Samuel, (1.26), cuando tras la muerte de Jonatán, pone en boca de David este lamento: “Angustiado estoy por ti, ¡oh, Jonatán, hermano mío! Me eras carísimo. Y tu amor era para mí dulcísimo. Más que el amor de las mujeres”.
En uno de los enfrentamientos de los israelitas con los filisteos, se ofreció para defender a aquellos contra el desafío del campeón de éstos, el gigante Goliat, al que venció, aumentando con esto su fama y reconocimiento del pueblo judío.
El rey Saúl le ofreció como recompensa por su comportamiento personal y militar la mano de su hija menor, Micol, que de él estaba enamorada. Pero, algún tiempo después, celoso de su prestigio, planeó su muerte, de la que se libró David gracias al aviso de Micol, que le desveló las intenciones paternas.
A partir de entonces registra la historia un permanente enfrentamiento entre Saúl y David.
Para escapar de la persecución de Saúl, David se puso al servicio de Aquis, rey de los filisteos de Gat, quien le permitió vivir en Siceleg, donde estuvo con las dos mujeres que hasta entonces tenía: Ajinoam y Abigail.
Entretanto los filisteos, prosiguiendo su campaña contra los israelitas de Saúl, se prepararon para enfrentarse con éste, que acampaba cerca de la fuente de Jezrael. David, con los suyos, iba en la retaguardia de Aquis, pero éste, atendiendo la petición de sus generales, le obligó a retirarse, con lo que David y los suyos volvieron a casa, sin tener que enfrentarse a las huestes de Saúl.
Pero cuando llegaron a Siceleg encontraron que la ciudad había sido arrasada y raptadas sus mujeres por los amalecitas. Entonces salieron en su persecución y les derrotaron recuperando sus pertenencias personales y un gran botín.
 Por su parte, los filisteos habían librado la batalla contra los israelitas en los montes de Gélboe, donde cayeron muchos israelitas, muriendo entre ellos el rey Saúl y su hijo mayor, Jonatán.
          Tras la muerte de Saúl, David se trasladó a Hebrón donde, fue ungido rey por sus correligionarios de la Casa de Judá, en tanto que los demás israelitas, dirigidos por Abner, comandante del ejército de Saúl, siguieron inicialmente a Isbaal, hijo del rey muerto.
 Al principio, David solo contó con el apoyo de los israelitas de la Casa de Judá, pero, para justificar su derecho al liderazgo de todos aquellos, entendió necesario acreditar su parentesco con el rey Saúl, (del que había sido  yerno por su matrimonio con Micol), y llegó a un pacto con Abner, en virtud del cual éste lograría la devolución de Micol a David y le ayudaría para conseguir la adhesión de los hombres que seguían a Isbaal, hijo de Saúl, y su legítimo sucesor para gran parte de los israelitas.

Pasados siete años (2.Sam. 3 5) como gobernante en Hebrón, David, con el fin de facilitar la unión de todos los israelitas, trasladó su corte a Jebús, la actual Jerusalén, donde con la adhesión ya de todo el pueblo de Israel, inició su liderazgo como rey de los israelitas, para los cuales, desde entonces fue, y sigue siendo, un héroe nacional.
En Hebrón reinó siete años y seis meses, y en Jerusalén treinta y tres años (1Crónicas, 3.4).

 Transformó el pueblo de las doce tribus en una nación más homogénea. Aumentó su reino con las victorias conseguidas sobre filisteos, moabitas, amonitas, y edomitas, consiguiendo unificar a todas las tribus, dotándolas de un espíritu de unidad y poder.
1Sam. 27:8 > “Y subía David con sus hombres, y hacían incursiones contra los gesuritas,  los gezritas y los amalecitas;  porque éstos habitaban de largo tiempo la tierra,  desde como quien va a Shur hasta la tierra de Egipto….”.
El resultado puede verse en el mapa que se acompaña

La vida de David, contra lo que pudiera parecer, está llena de contrariedades que los tratadistas ortodoxos, siguiendo las manifestaciones del profeta Natán, atribuyen al castigo divino por su depravada conducta en  casos, como, entre otros, el de Betsabé.
 También como producto de ese castigo pueden considerarse los enfrentamientos violentos con personas tan allegadas como fueron Seba (2.Sam. 20: 1-22) y las de su propio hijo Absalón,
Finalmente, la influencia de la mujer en su conducta queda reflejada en la decisión adoptada en los últimos años de su vida,  al preterir a su hijo Adonías, designando como rey, y su sucesor, (indudablemente por presiones de su madre, Betsabé,) a su hijo Salomón, con olvido de la tradición judía de nombrar heredero al hijo mayor de la familia.

                                       *


Mas, ciñéndome al tema anunciado, “paso a repasar” la relación de David con sus mujeres (que mejor diría la relación de las mujeres de David), en cuanto pueda colegirse de los datos contenidos en la Torá:
Del largo el número de mujeres (de clase social, edad, estado familiar y nacionalidad diversa) que se relacionan con David, nos puede dar una idea este pasaje del Libro 2 Samuel  20,3: “
Cuando llegó David a Jerusalén cogió a las diez concubinas que había dejado al cuidado de su casa y las puso bajo guardia…”
(tras esa información nada tiene de extraña la relación de descendientes de David que consta en  2.Sam 3: 2, en el que, además de enumerar a los seis hijos que le nacieron en Hebrón, relaciona hasta veinte hijos más, que tuvo en Jerusalén. Y eso sin tener en cuenta los numeroso hijos habidos de sus concubinas.)

 Suele atribuírsele una relación especial con ocho mujeres, a las que me voy a referir ya, después de advertir sobre la gran diferencia que en la extensión de los comentarios siguientes se encontrará, al leer las circunstancias que relacionaron a David con cada una de ellas. La causa está en el distinto trato que de las mismas se da en los libros sagrados, que son la única fuente de mi conocimiento
Y empiezo, ahora sí, ya; advirtiendo de que la grafía utilizada en los nombres que se indican a continuación no siempre es coincidente con la que aparece en la cita de los autores que se ocupan de informarnos sobre ellas.




Era la hija menor del rey Saúl. El padre se la ofreció en consideración al prestigio que, como músico y guerrero, alcanzó David en su corte, y para satisfacer los deseos de su hija, que estaba enamorada de él. Pero, cuando tiempo después, Saúl, envidioso de su reputación, planeó matarlo, Micol, desoyendo las recomendaciones del padre, le avisó a David sobre las intenciones de aquel, ayudándole a escapar.
Como castigo, Saúl la entregó en matrimonio a ”Palti, el de Galim”, persona con la que luego viviría feliz.
 David, por su parte, se refugió en Hebrón huyendo del rey Saúl, y cuando éste murió, consideró que sería baza importante para conseguir su reconocimiento como rey de todos los israelitas el alegar su matrimonio con la hija de Saúl. Con esta idea concertó con Abner (el que había sido jefe de los ejércitos del rey), el rapto de Micol, a la que, separándola de su esposo, incorporó a su harén.
Como quiera que, siguiendo la costumbre de la época, David, al heredar la corona, tras la muerte de Saúl, heredó también las posesiones del antiguo rey y en consecuencia las mujeres de su harén, (entre las que se encontraba Ahinojan, la esposa del rey Saúl, y madre de Micol), se pudo dar la circunstancia de que Micol compartiera el harem de David con su madre.
Cuenta el citado Libro de Samuel que Micol cayó en desgracia y perdió el favor de David cuando menospreció a éste y se atrevió a criticarle con motivo de sus excesivas manifestaciones de júbilo al llevar el Arca a Jerusalén.
 “¡Qué gloria hay, le dijo, para el rey de Israel haberse desnudado a los ojos de las siervas de sus siervos como se desnuda un juglar!” (2.Sam.6:20-22)
 Y termina ese capítulo: Y ya Micol, hija de Saúl,no tuvo más hijos hasta el día de su muerte.


AJINOAM

“David tomó por mujer a Ajinoam, de Jezrael”. afirma el Libro I de Samuel, capítulo 25, versículo 43, después de referir cómo David tomó por mujer a Abigail.
Y poco más podemos saber con certeza de aquella. Solo, que con ella tuvo un hijo, Amnón, el primogénito de David, tristemente famoso por ser, pasado el tiempo, el violador de su hermanastra Tamar, hija de Maaca, otra esposa de David.
Algunos comentaristas bíblicos creen que esta Ajinoam es la misma Ajinoam que había sido esposa de Saúl y, por tato, madre de Micol. Y piensan que David, tras alejar a Micol, llevó a su madre a Hebrón y la hizo su esposa. Cabe la posibilidad, pero nada afirmo, aunque me inclino a pensar que no se trata de la que fuera esposa de Saúl, porque ésta está identificada como proveniente “de Jezrael”, ciudad del sur de Judá.


ABIGAIL    
             
         Según se dice en el capítulo 25, Libro primero de Samuel:
          Abigail era una mujer de mucho entendimiento y muy hermosa”.
 Estaba casada con un hombre muy rico, un moabita llamado Nabal, a quien David, cuando estaba en el desierto de Maón, pidió ayuda por medio de sus hombres. Nabal, que estaba en el Carmel al cuidado de su gran rebaño de ovejas y cabras, denegó la ayuda y menospreció a David, con lo que éste decidió castigarle.
Pero, alertada la esposa de Nabad, preparó un cargamento de víveres y lo entregó a David, de quien solicitó el perdón para su esposo.   
 Pocos días después murió Nabad, sin que la historia haya dejado noticias de su causa, y David mandó mensajeros para proponer a Abigail que fuera su mujer. Asegura el Libro “Levantóse luego Abigail, y montando sobre su asno, acompañada de cinco de sus mozas, siguió a los mensajeros de David, y fue su mujer”. .
 Según” Samuel, 3.3 El segundo de los hijos de David, Dodiya (llamado también Kileab), lo tuvo “de Abigail, de Carmel, mujer de Nabal”.




MAACA  
                    
Hija del rey Talmai de Gesur (reino arameo al E. del lago de Galilea), distrito de Siria, en la región desértica entre la zona costera de Filistea y Egipto. Su matrimonio fue una alianza política.
Se hace referencia a Maaca, en los libros Samuel. 2- 3.3 y 13.37, así como en Crónicas 1- 3.2, pero solo para comentar el parentesco con su padre y con los hijos habidos con David.
Fue madre de Tamar y del 3º hijo de David, Absalón, quien, en defensa del honor de su hermana, que había sido desflorada por su hermanastro Amnón, hijo de Ajinoam, esposa de David, dio muerte al violador. 
Para escapar del castigo por esa muerte se refugió junto a su abuelo materno, volviendo tras cinco años de exilio, previa autorización de David, a quien pretendió suceder, como hijo mayor de aquél, proclamándose rey con el apoyo de algunos rebeldes, aprovechando una ausencia de su padre. Al regresar David dirigió su ejercito contra él y los suyos y en una batalla junto al río Jordán, en el bosque de Efraín, murió Absalón al quedarse el cabello enredado en las ramas de una encina, bajo la que corría su caballo.          Fue rematado por Joab, comandante de los ejércitos de David. (Relato extractado de Libro Samuel 2. Capítulo 12 a 18)


AGIT (o Jaguit)

Madre del 4º hijo de David, Adonías, que en los últimos días de la vida del rey David, era el hijo mayor del rey y, como tal, con grandes probabilidades de ser su futuro heredero. En efecto, con el apoyo de Joab, capitán de los ejércitos de David, pretendió ser declarado rey como hijo mayor de David, quien, no obstante, presionado indudablemente por Betsabé designó como rey al hijo de ésta, a Salomón.
Siendo ya rey su hermanastro, pretendió tomar como esposa a Abisag, la joven que cuidaba a David durante sus últimos años, y esto dio pretexto a su Salomón para ejecutarlo con la justificación de que aquella pretensión era un modo de apoyar su intención de suceder a David en el trono de los israelitas.



Madre de Sefatías (2.Sam. 3 5) (5º hijo de David)




         Madre de Itream (o Jetram).  (2.Sam. 3 5), el 6º hijo de David


BETSABÉ   
La historia de David con Betsabé comenzó alrededor del año 1015 a. C.
En esta ocasión los testimonios escritos en el Libro segundo de los Salmos narran con detalle las circunstancias de la relación entre esta mujer y el rey David:
      El resumen sería:
Casualmente vio David a una hermosa mujer que se estaba bañando; se prendó de ella y la sedujo cuando su marido, un soldado hitita, se hallaba en la batalla que los judíos libraban contra los amonitas. Con el fin de ocultar su “pecado”, pidió a Urías que volviera a casa para que hiciera vida marital con su mujer, lo que, por diversas causas, no pudo conseguir. Entonces para librarse de él y poseerla libremente  urdió  un  plan  para  que el marido muriera  en  combate.  Sucedido el fin previsto, se casó con ella y tuvieron un primer hijo que murió.  El segundo fue Salomón, que más tarde sería su sucesor como rey de Israel, a pesar de que el hijo mayor de David era Adonías.

      Como curiosidad (pues, a mi juicio, la tiene) reproduzco el texto bíblico, en la que se relaciona este hecho:
 2Sa 11:1  Al año siguiente, al tiempo en que salen los reyes a la guerra, David envió a Joab, a sus siervos y a todo el ejército. Y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén, 2  Una tarde se levantó David de su cama, y se paseaba por el terrado de la casa real. Y vio desde allí a una mujer muy hermosa, que se estaba bañando. 3  David envió a preguntar por esa mujer, y le dijeron que era Betsabé, hija de Eliam, esposa de Urías hitita. 4  Y David envió mensajeros que la trajeron. Al llegar, David se acostó con ella, cuando ella acababa de purificarse de su menstruo. Y ella se volvió a su casa. 5  Y ella concibió, y mandó avisar a David: "Estoy encinta". 6 Entonces David mandó decir a Joab: "Envíame a Urías, el hitita". Y Joab se lo envió. 7 Cuando llegó Urías, David le preguntó por la salud de Joab, por el ejército y por la guerra. 8  Después dijo David a Urías: "Desciende a tu casa, y lava tus pies". Y al salir Urías de casa del rey, fue tras él comida real. 9  Pero Urías durmió a la puerta de la casa del rey con los demás siervos de su señor, y no descendió a su casa. 10  Avisaron a David que Urías no había descendido a su casa. Y le dijo David: "¿No has venido de camino? ¿Por qué no descendiste a tu casa?" 11  Urías respondió: "El Arca e Israel y Judá están bajo tiendas; y mi señor Joab y sus oficiales, en el campo, ¿y había yo de entrar en mi casa, y dormir con mi esposa? Por tu vida que yo no haré tal cosa". 12  David dijo a Urías: "Quédate aún hoy, y mañana te despacharé". Y Urías se quedó en Jerusalén ese día y el siguiente. 13  Y David lo convidó y le hizo comer y beber ante sí, hasta embriagarlo. Y él salió a dormir en su cama con los siervos de su señor, pero no descendió a su casa. 14  Venida la mañana, David envió una carta por mano de Urías. 15  En ella había escrito: "Poned a Urías al frente de la batalla, y desamparadlo; para que sea herido, y muera". 16  Así, cuando Joab cercó la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los guerreros más valientes. 17  Y cuando salieron los de la ciudad, pelearon con Joab, y cayeron algunos siervos de David, y murió también Urías el hitita. 18  Entonces Joab comunicó a David los asuntos de la guerra. 19  Mandó al mensajero: "Cuando acabes de dar al rey todas las noticias de la guerra, 20  "si el rey empieza a enojarse, y te dice: ‘¿Por qué os acercasteis a la ciudad? ¿No sabéis lo que suelen arrojar desde la muralla? 21  "‘¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No echó una mujer desde la muralla un pedazo de rueda de molino, y murió en Tebes? ¿Por qué os llegasteis a la muralla?’ Entonces le dirás: También tu siervo Urías hitita ha muerto". 22  Llegó el mensajero y le contó a David lo que Joab le había mandado. 23  Dijo el mensajero: "Prevalecieron los hombres que salieron contra nosotros al campo, bien que les hicimos retroceder hasta la entrada de la ciudad.
24  "Pero los arqueros tiraron a tus siervos desde la muralla, y murieron algunos de los siervos del rey, y entre ellos Urías hitita". 25  David dijo al mensajero: "Di a Joab: No tengas pesar por eso, porque la espada consume tanto a uno como a otro. Refuerza el ataque contra la ciudad hasta que la rindas. Y tú aliéntalo". 26  Al oír la esposa de Urías que su esposo había muerto, hizo duelo por él. 27  Y pasado el luto, David envió y la trajo a su casa. Ella fue su esposa, y dio a luz un hijo. Pero esta acción de David desagradó al Eterno.
La lectura de este texto podría inducir al piadoso lector a formar un concepto poco honroso de David. En cualquier caso, es evidente que Betsabé ejerció una enorme influencia en su vida. Baste como prueba el hecho de que, siendo Salomón, su hijo, el último de los hijos de David, fue sin embargo el designado por éste como su sucesor en el trono de Israel contra las pretensiones de su hijo mayor Absalón, habido de su anterior matrimonio con Maaca.
Pese a todo, es innegable que tuvo otras muchas actuaciones elogiosas que borraron o compensaron totalmente esa apreciación negativa. 


ABISAG  

         Hermosa doncella sunamita, elegida para cuidar de David, ya anciano y junto al cual dormía “para darle calor”.
Abisag no fue esposa de David, pero sí le sirvió fielmente hasta su muerte. Ella era virgen cuando entró al servicio de David pero no duró mucho tiempo a su servicio, pues éste murió el mismo año en que la llevaron a casa de David.
Se hace referencia a ella En el Libro Reyes.1 capítulos 1 y 2
  Era una mujer muy hermosa, de tal manera que uno de los hijos de David (Adonías) la quiso tomar por esposa, tras la muerte del rey David. Sin embargo, Salomón, que ya había sido declarado oficialmente heredero por su padre, entendiendo que Adonías pretendía con esa unión afianzar su pretensión al trono por ser el hijo mayor de David, ordena la muerte de su hermanastro

De Abisag no se menciona esencialmente más en la Torá.

                                                       *

Y con esto pongo punto y final a este relato que, aunque reconozco intrascendente en sí mismo, espero me libere de aquel íntimo e inconfesado, además de contradictorio, sentimiento de admiración y, a la vez animadversión, contra personaje tan ensalzado generalmente como es el rey David.

Madrid, 13 de marzo de 2019

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