Pinceladas.-ETIOPÍA. UNA VISITA SINGULAR



             
Etiopía, una visita singular

   


     Madrid, 6 de febrero de 2019 
Un grupito reducido compuesto por una veintena de personas selectas (que no,”senectas”, aunque todas ya, añorantes de su juventud) se habían reunido en el aeropuerto de Barajas de Madrid para tomar el vuelo de la Ethiopian con destino a Addis Abeba.
                                                                                                                                                            
      Ya habían pasado el control de equipajes y estaban a la espera del avión que, procedente de Dublín, habría de recogerlos, 
Unos minutos de espera. 
Varios retrasos. 
Por fin se confirma que el viaje queda abortado por avería del aparato. 
      Oferta de la compañía aérea:  Alojamiento en un hotel madrileño hasta el siguiente vuelo.
      Novotel (el antiguo Hotel Convención, conocido favorablemente por su aceptable acogimiento de grandes grupos con motivo de convenciones o congresos, recibe a los frustrados viajeros que pueden aprovechar la mañana siguiente en actividades tan diversas como las compras en el próximo El Corte Inglés, o la visita al, más cercano aún. Museo de la Moneda, o el relajante descanso en el propio hotel (cuyas instalaciones recomiendo para pasar las fiestas de Fin de Año, de las que, con mi familia toda, he disfrutado en los últimos años)
                                                              *

      Puntual salió el vuelo del día siguiente, que nos dejó a primerísima hora de la mañana en Addis Abeba, desde donde directamente, sin ni siquiera llegar al hotel, nos subimos al autocar para llegar a Bahar Dar, punto de partida para ir al Lago Tana, primer objetivo turístico.

                            1.-El Lago Tana y las cataratas del Nilo Azul.
      Un mal comienzo no tiene porqué ser siempre preludio de un mal fin.
 El trayecto, que se pasó con el esperanzado deseo de contemplar el lago que alimenta al río Nilo, fue un tanto duro por el suelo del camino (que no puede ser calificado como carretera) pero al fin desembarcamos en un paraje desde donde, ya a pie, llegamos a ver “las Cataratas del Nilo”. 
Es la estación seca y, por tanto nos dicen  -y me lo creo- que no es el mejor momento para conocerlas, pero no deja de ser un espectáculo que -se adivina- será realmente imponente cuando el río lleve más caudal.
 El primer europeo que tuvo conocimiento de estas cataratas, en los orígenes del Nilo Azul,  fue, en tiempos de Felipe III, el jesuita  madrileño (de Olmeda de la Cebolla -hoy, Olmeda de las Fuentes) Pedro Páez, quien, en el año 1618, formaba parte de una expedición portuguesa que tenía como finalidad la evangelización de aquellas tierras



     Las cataratas > Un acantilado por el que se precipitan las aguas recién salidas del Lago Tana, ofreciendo hoy un sugerente aspecto muy similar al que pudimos observar nosotros hace unos años frente a las Cataratas Victoria sobre el río Zimbawe, a las que sigue en importancia dentro de África.
                              Nos hicieron una foto en sus orillas.Servirá de testimonio gráfico

      En las proximidades, un muchacho cuidaba un hato de vacas, procurando que no dejaran la era donde, al parecer, estaban trillando la parva preparada al efecto

      Y volvimos para ver el lago cuyas aguas alimenta el famoso Nilo Azul.  
            
      Fue un trayecto de 32 kilómetros por un camino de tierra apisonada, con numerosos guijarros y piedras sueltas que, al escaparse de las ruedas, con el salto de los baches, solían chocar contra la carrocería dotando a los viajeros de una desarmónica música de golpes secos con sacudidas violentas.

      Mereció la pena el traqueteo del autocar.

 La plácida contemplación de la tranquila grandiosidad del Lago es relajante. Una banda de pelícanos reposando tranquilamente sobre las aguas del lago rompen la preciosa monotonía de su tranquila superficie 
        Embarcamos en una lancha en la que dimos un largo paseo por el lago en cuyo interior varias islas conservan antiguos monasterios que, gracias a su insularidad, se hurtaron al destrozo que han sufrido muchos de los situados en las montañas de los alrededores.


                                                                       *
      Dejamos el lago para visitar el monasterio de Ura Kidane Mehret.


      Visitamos la Iglesia después de cumplir el rito (que se repetiría hasta el cansancio ante cada uno de los numerosos recintos religiosos que visitamos en el viaje) de descalzarnos en señal de respeto al lugar. 
      Es circular, con cubierta formada interiormente por varetas de mimbre unidas por tiras de cuero.
      Las paredes, recubiertas con pinturas aparentemente infantiles con personajes de grandes ojos y variado colorido, con reminiscencias de las pinturas bizantinas. El icono más representativo es el que representa a San Jorge, santo patrón de Etiopia.
      Conjunto precioso por lo novedoso.
                                                                            *
      Satisfechos con nuestra primera visita volvimos a bajar para volver al hotel, pasando, de nuevo, por el lago. Grande, sereno y, ya a la hora de la vuelta, radiante, en un azul verdoso teñido de amarillo rojizo por la luz del sol que empezaba a caer hacia el horizonte.



No debía de ser muy profundo por la zona por donde salimos porque algunos compañeros dijeron haber visto hipopótamos.  
Verdaderamente extasiante fue la vista del lago.
Yo quedé muy satisfecho



                                                         Camino de Gondar.- 

       Cerca de la ciudad, un confortable hotel, primorosamente enclavado en una zona ajardinada que contrasta con lo agreste del paisaje circundante, y con vistas directas sobre el lago Tana, nos acoge, permitiendo el primer descanso hotelero de nuestro viaje.
      Descansados y relajados, como demuestra la faz relajada de Camelia, posando desde la terraza del hotel, junto al lago, abordamos el autocar a temprana hora de la mañana siguiente.
 Una montañosa carretera (por llamar así al empinado y pedregoso camino propio del lugar), nos habría de llevar hasta la “ciudad imperial” .

      En el camino paramos en un enclave donde se celebraba  un mercado al aire libre. Tan fascinante me pareció el panorama que hice un montón de apuntes  gráficos que voy a reproducir, aunque solo sea parcialmente:
 Resalto  -pues me trajo gratos recuerdos- el borriquillo como parte de esa muchedumbre de gentes, animales y cosas que, al parecer, se reúnen  en las cercanías de cada núcleo urbano de cierta importancia, celebrándose en un día de la semana distinto para cada pueblo, de modo que los moradores próximos al lugar puedan abastecerse de los artículos que le sean necesarios
Es lo que en España suele verse en los suburbios urbanos: un “mercadillo” de todos los productos imaginables,
Un “rastro” desbordado, en el que había de todo salvo fruta distinta de bananas, tomates, pimientos y cebollas. 
De especial importancia, la venta de caña de azúcar que, a modo de “chuches”,
suelen consumir con frecuencia grandes y pequeños.

      Salimos pronto del lugar a causa del desagradable e hiriente olor que irradiaban algunos de los puestos.
      Caminando hacia el autocar, vimos aún nuevos tipos dignos de recoger.
        Queda aquí la típica estampa del burrito tirando de un carrito que es solo una plataforma de madera sobre dos ruedas. Sus ocupantes son , como siempre, niños transportando algo 
       Y por último, la imagen de dos muchachita de esbelta figura que se prestaron a que recogiera su estampa en la foto que reproduzco

         No me resisto a dejar constancia del “vehículo” preparado especialmente pera el paseo  del turista solitario

      Ya en el autocar, iniciamos la marcha por un altiplano extenso en el que apenas se ve en el campo otra cosa que algunas vacas pastando, dispersas, en la lejanía.

      A los lados del camino, en la proximidad de los núcleos urbanos, un rosario ralo de casitas, que mejor diría de chabolas, fabricadas con largos cañas o delgadas ramas de eucalipto, o árbol similar, y techos formados por una chapa metálica que forma la cubierta, inclinada sobre uno solo (a veces sobre los dos) costados de la vivienda.
      Tales chabolas son cubos de, como máximo, tres por tres metros, con fachada para una estrecha puerta y un ventanuco, y de un piso, aunque en alguna zona hemos visto estructuras de hasta seis metros de alto. En algunos casos, los huecos entre los palos que forman las paredes están cubiertos con barro; y, aún, me atrevería a asegurar,  con bosta, que suele verse amontonada en las proximidades.         
      Desde la ventanilla del autocar se puede ver el goteo de gentes que avanzan por los laterales del camino,  andando resignadamente para cubrir no se sabe qué distancias, pero siempre con su “manteo” blanco sucio y sus zapatillas de plástico de igual color (las mujeres, con la cabeza cubierta). 
  
      A su paso, van quedando atrás las desvencijadas construcciones que sirven de morada a sus habitantes.

      Por el camino, se va prolongando el panorama físico y social que comenzaba a apreciarse a los lados de la “carretera” poco después de iniciar la ascensión: un desolador paisaje de desierto pedregoso, con núcleos pequeños de chozas de adobe con techumbre de paja, y algunos famélicos ejemplares de reses de cabras o vacas, tratando de encontrar alimento en aquel agostado suelo;

       No menos llamativa otra imagen de un niño arando la tierra con una pareja de los bóvidos propios de la comarca, que me ha parecido interesante reproducir.

       Continuamos la marcha ascendente llegando a un lugar que denominan “el dedo de Dios”, por la similitud que ofrece entre las cumbres montañosa una especial elevación que destaca entre las demás como un dedo alzado,
del que todos hicimos fotografías similares a las que adjuntos

.
                                                                2.-Gondar    
  
Antes de entrar en el centro de la ciudad que será nuestro destino de hoy, una iglesia, a la que se accede por un portón como el de una fortaleza,
      Bajo el portón de una auténtica muralla, nos adentramos en el recinto religioso.: un edificio cuadrangular que, entre otras curiosidades, tiene dos puerta que sirven para permitir el acceso a hombre, por una de ellas, y a las mujeres, por la otra.

Dentro del recinto llaman nuestra atención los guías, español y etíope, haciendo uso de “bongós” utilizados para amenizar las reuniones religiosas

    
Estamos en Gondar, ciudad famosa en toda Etiopía por las monumentales obras realizas en ella por el más renombrado de los emperadores de su segunda época, Fasilides, cuyos próximos antecesores habían conseguido desalojar a los invasores musulmanes que habían ocupado Abisinia durante decenas de años y, posteriormente, habían restablecido la libertad de culto tras la expulsión de los jesuitas que, introducidos por los portugueses que ayudaron a expulsar los musulmanes, habían conseguido implantar el catolicismo. 
A Fasilides, que gobernó como Emperador, descendiente (según la tradición) de Salomón y la reina de Saba, en el siglo XVII, se le debe el ingente conjunto, que mereció la declaración de Patrimonio de la Humanidad concedido por la UNESCO, formado esencialmente por el imponente castillo y la monumental piscina, que visitamos.

 La grandiosidad del castillo, obra principal del conjunto, es digna de cualquiera de las mejores construcciones defensivas del medievo europeo, en porte, presentación y detalles, que he procurado recoger en lo posible en la fotografía adjunta. 
Por su parte la piscina es obra de un megalómano: Fasilides, que se había criado en las inmediaciones del Lago Tana, quiso, cuando trasladó su residencia a Gondar, seguir disponiendo de agua con la abundancia que el lago se lo permitía y construyó una enorme piscina de casi 3.000 metros cuadrados (equivalente a seis campos de fútbol), rodeada de unos altos muros de piedra coronados por seis torreones, en cuyo centro se eleva un edificio que debió ser la residencia de descanso del Emperador.

      Para llenar de agua la piscina se desviaba el curso de los ríos cercanos. Posteriormente, la piscina se ha utilizado para la celebración de las fiestas religiosas de la Epifanía. 


 3.-                                                         33,.- Lalibela
      Yo creo que ésta era secretamente la meta soñada por cada uno de los miembros del grupo. Y no decepcionó.
      Lalibela fue el nombre de un príncipe etíope perteneciente a la Dinastía Zagwe, que fue la que había derrocado al primer Imperio salomónico de Etiopía. Reinó en el territorio que había formado parte del Imperio de Axum, a principios del siglo XIII. 
Se dice que Lalibela vio la ciudad de Jerusalén en una visión celestial e intentó construir una Nueva Jerusalén  en respuesta a la captura de la antigua capital del pueblo judío por musulmanes en 1187. Por esta razón numerosos elementos de la nueva ciudad tienen nombres Bíblicos - incluso el río del pueblo es conocido como el Río Jordán. Formando parte de ese proyecto, ordenó la edificación de ese sorprendente conjunto de iglesias, enclavadas en el lugar que, en honor a su “fautor”, recibió el nombre de Lalibela
      Fue la capital de Etiopía desde finales del siglo XII y durante el siglo XIII. Desde su fundación se la ha considerado como “la Jerusalén etíope”

Está enclavado el conjunto entre dos cadenas de alta montaña, en un altiplano con varios altozanos rocosos, que constituyeron el objetivo de los monjes de pasados siglos para horadarlos o transformarlos, consiguiendo construcciones idóneas para la celebración del culto cristiano ortodoxo en épocas de persecución por sus creencias. Una serie de grutas preparadas como monasterios están conectadas por túneles sombríos y recónditos. Otras, aisladas entre sí, han sido decoradas para el mismo fin de ofrecer refugio a los fieles de manera que pudieran realizar sus prácticas religiosas.  Y una última, asombrosa, que es el resultado de una operación faraónica. El conjunto una acertada decisión de la UNESCO al declararlo Patrimonio de la Humanidad.
      No he sido capaz de retener los nombres de las Iglesias, ni siquiera con la ayuda de los apuntes de Camelia, que parcialmente reproduzco
.. “ la primera que visitamos -y nos deja con la boca abierta,- es “Bete Medahue” (Salvador del Mundo), que está en un foso de 10 metros y es la mayor de las iglesias esculpidas.  Un monolito perfecto, en cuyo interior están (¡!) las tumbas de Abraham, Isaac y Jacob.
Lo malo es que hay que bajar y las rocas están tan pulidas de tantos fieles y turistas, que resulta peligroso. La segunda es la “Bete Maryam” (casa de la Virgen), en la que destaca una pila bautismal. Luego, la “Bete Denaghel” o Casa de las Santas Vírgenes, más pequeña y dedicada a las mujeres martirizadas por el emperador romano Juliano .
Después de la “ Bete Kidus Mikael”, la de “Bete Gólgota” es el único monumento tallado en las tres caras de un mismo bloque, en cuyo interior se abren dos iglesias contiguas: la primera, la Casa de San Miguel decorada con cruces griegas; la otra, la Casa del Santo Sepulcro, contiene la tumba del rey Lalibela y en ella no se permite la entrada a las mujeres”.
      
      Me limito, pues, a reproducir la fachada o el interior de algunas de ellas,  que tienen como elemento común, además del detalle que representa el titánico esfuerzo que supone su excavación en la roca “a puro pico y pala” (como  no podía  ser de otra manera en el siglo de su construcción),  las pinturas de escenas religiosas, de vírgenes y de santos, con predilección de San Jorge, que es el patrón de la nación.  


      Antes de volver al hotel nos invitó el guía a conocer el lugar donde veremos mañana con detalle la más espectacular de las iglesias de Lalibela, que, además, es la más monumental del mundo entero por su especial construcción.
       Desde la altura de un monte aledaño contemplamos la iglesia construida tras la excavación y ahuecamiento del monte colindante. 
       La tarde caía y los rayos del sol rebotaban sobre la cruz que forma la terminación de la parte superior de la famosa iglesia.
Imponente espectáculo, del que todos tratamos de quedarnos con un recuerdo fotográfico.  
Hasta mañana.

                                                                  *

      En efecto, muy temprano, salimos el siguiente día camino de la montaña desde la que ayer contemplamos la “Bete Giorgis”. La clara luz del día naciente permite una contemplación, aún más esplendorosa, si cabe, de la Iglesia.
      Fue construida por el rey Lalibela tras un sueño en el que -según la tradición- San Jorge le recriminó por el hecho de que, con tantas iglesias, no le hubiera dedicado a él ninguna especial. Y en efecto, dedicada a San Jorge, se levanta la iglesia excavada en el interior del monte en forma de taza gigantesca, como un mar, en cuyo interior reposa con forma de cruz un edificio que podría simbolizar el Arca de Noé. Las aguas del “nuevo Jordán” que fluye por su contorno servirían para llenar y dar vida a esa “nave”, edificio cuadrangular elevado sobre los cimientos de la propia roca, solo rebajada en el centro del que fuera monte.

 Obra ingente. Titánica empresa. Preciosa y espectacular vista desde la parte alta del monte cercano.

       Para acceder a la Iglesia hay que descender por un sendero excavado en un lateral, que resulta peligroso pues debido a su uso continuo por los visitantes a lo largo de los tiempos ha pulido el suelo de manera tal que hay que caminar apoyando las manos en las rocas de los laterales de esa vereda


       Decepción, luego, en el interior. Es natural. Tanta suntuosidad y grandeza hacen que parezca pobre el decorado y distribución del edificio.


                                                                               *

      Queda mucho día por delante. Hay que visitar hoy las Iglesias de la “Jerusalén Celestial”. (Las que vimos ayer son las de “la Jerusalén terrenal”). Las que veremos hoy -nos dice el guía- están esculpidas en roca arenisca, menos dura que la de ayer, pero también más difíciles de conservar.  Y apelo, de nuevo a las notas de Camelia:
“La primera es Bete Kidus Gabrie y Rafael ( Casa del arcángeles Gabriel y Rafael), edificio de dos pisos de ventanas con una arquitectura compleja, puede que en su día formara parte de la residencia real.
 Desde aquí pasamos a lo que definió el guía como “el infierno”: Un túnel de suelo irregular, como irregular es todo el contorno; de dimensiones variables que oscilan alrededor de 1.80 de alto por 0.80 de ancho; sin luz ninguna, absolutamente ninguna, e itinerario irregular, cambiante e imprevisible.  Totalmente imposible para un claustrofóbico.



Pero terminamos lo que fue una inesperada aventura saliendo al exterior por un “agujero” dotado con unos irregulares escalones, difíciles de subir, para llegar al nivel normal





“La “Bete Ammmnuel”, Casa de S. Manuel, a la que llegamos a continuación, está considerada la más impactante y bella de Lalibela. El “sacerdote” ofrece aquí a los fieles su bendición, vestido con su traje talar y ornamentos eclesiales, mediante la imposición de la cruz que, después de haberla dado a besar a éstos, le pasa por la cabeza, espalda o partes supuestamente necesitados de atención médica”
“Antes, pasamos por la “Bete Merkorios”, la casa de S. Mercurio, santo etíope con frescos muy deteriorados y pinturas curiosas, entre la que sobresale la del de un santo, la de San. Mercurio, rezando y llorando, mientras un pájaro bebe las lágrimas de su llanto.
Óleo de San Mercurio en la Catedral de Addis Abeba
 Finalmente la  “Bete Aba Libanos” Casa de S. Lïbano, que, según la tradición fue levantada en una noche por “Meskel Kebra”, la esposa de Lalibela”

                                                                      *
        Y se acabó la mañana.  
Comida en uno de los que deben ser mejores restaurantes de Lalibela, el ”MA’ED”, pero con la misma comida que los demás.

                                                                        *
      Por la tarde nos espera el Monasterio de Nakuta Loab, a 6 km. del restaurante. Está allá abajo, en una hondonada, cuyo final no se adivina desde arriba. Pero bajamos hasta encontrar la cueva, en el fondo, junto a un arrollo y entre grandes árboles en cuyas ramas saltan y chillan los monos.
       Llama la atención  ”la campana” utilizada para llamar a los fieles:  tres lajas de piedra de distinto tamaño que, al golpearlas con un canto rodado que sirve de badajo, producen distinto sonido.
       La guardiana de la iglesia, junto a ésta, espera la bajada del sacerdote que, al efecto, ha sido convocado. Es elegante y tiene buena presencia según se puede comprobar.
                                                                                                                                                                                                                                                                   
Una vez abierta la iglesia por el sacerdote  -y, naturalmente, después de descalzarnos- entramos en la cueva/iglesia donde su titular se había revestido con el traje oficial



      El religioso que la regenta nos ofreció un  cordial espectáculo, bendiciéndonos con el agua, al parecer milagrosa, de la cueva, adonde llega filtrada desde el techo. El continuo goteo sobre la piedra ha conseguido formar en algunas de estas una hondonada suficiente para crear pulidos recipientes.
     

Llega la hora de subir. Aquella empinada escalera que, al bajar se hace fácil, ayudada por la distracción que supone tratar de ver a los monos entre las ramas de los árboles, en la subida se deja sentir en las rodillas

...... Un par de descansos;  y ya está.
                                                                       *
La noche nos ofreció una novedad:
       El guía nos preparó la posibilidad de asistir a un concierto de música joven, que aprovechamos a pesar de que suponía robarle horas a nuestro descanso nocturno. 
       Resultó algo parecido a una discoteca, amenizada por el repetido sonido de un tambor y algún instrumento de aire, a cuyo compás se movía una no muy agraciada, pero con interés por parecer, insinuante jovencita y un muchacho escuálido con pretensiones de transformista y ánimo inocentemente provocador. Nos sirvieron una bebida, al parecer, típica del país,“tej”, (bebida alcohólica a base de miel) que fue en el pasado bebida reservada exclusivamente a la nobleza.
       Algunos compañeros de viaje "se lanzaron al ruedo" y pronto eclipsaron a la pareja de animadores, bailando más y mejor.  
Tuvimos la suerte de que unos novios llegaron al local para celebrar su boda, acompañados, naturalmente, por sus amigos, que con su bullicio pusieron colorido y alegría al evento.


       Para la mayoría de nosotros terminó el espectáculo después de cantar a coro en español felicitando a los novios.
                                                                         *  
    Tras el descanso en el hotel, salida por la mañana en autocar para conocer la Iglesia de “Yemrehana Kristos”,(Cristo nos perdone), situada a unos 30 km. de la ciudad, por carretera similar a las ya conocidas y además cuesta arriba, pero con tal pendiente que el autocar tenía que prescindir del aire acondicionado para tener potencia suficiente para avanzar. Y es que la iglesia está enclavada a  2.700 m., un nivel más elevado que el que tiene en España el pico de Aneto, en los Pirineos, la máxima cota de las cumbres españolas peninsulares. El panorama contemplado desde la ventanilla sigue siendo encantador en su torpe y sencilla belleza.
      Paramos en un lugar previamente ocupado -como siempre- por vendedores que, incansables, ofrecen los más variados objetos que pudieran ser recordatorio de la visita. La Iglesia está allí arriba.

      Unas interminables escaleras divididas en tramos para disimular la longitud del trayecto y la altura del lugar, nos conducen con paciencia hasta la cima donde se alza un precioso edificio.

Mientras cubríamos el último tramo de escaleras, nos hemos visto obligados a dejar el paso a una reata de borriquillos que bajaban por ellas conducidos por una pareja de mozalbetes
      Y, por fin, ya estoy en la puerta de la iglesia. 
Como el tramo (que, mejor diría, los tramos) de escalera es largo y fatigoso, pasó bastante tiempo hasta que subieran todos los compañeros. Yo, entre tanto, intenté comunicarme con los ancianos que, sentados junto a la puerta en unas lajas de piedra, tomaban tranquilamente el sol.


      El edificio solo tiene construida la fachada que sirve de talón de fondo a una inmensa cueva natural en la ladera de la montaña, cuyo techo y paredes, conforman el conjunto eclesial El suelo está cubierto con láminas de caña y, parcialmente, con esteras que evitan el contacto de los pies con la roca. En la parte final, donde el suelo casi se une con el techo, está el osario donde quedan, tras su momificación natural, los cuerpos de los peregrinos que quisieron que sus restos reposaran allí.

     El conjunto es precioso. Nos hicimos una foto de grupo, como recordatorio.
      El regreso al punto de partida, como es cuesta abajo, se hace más llevadero, aunque hay que tener cuidado con la arenilla que cubre los escalones y propicia un deslizamiento inesperado del pie. 
      Paramos unos minutos en uno de los “chiringuitos” del lugar para tomar un refrigerio. Nada me apetecía y como el lugar era estrecho me salí a la calle donde tomé la foto de esta encantadora niña que recojo al final como uno de los elementos digno de recuerdo



                                                                       *
         Vuelta a Lalibela, donde nos espera una demostración de la ceremonia de preparación del café para obsequiar a los visitantes. Una joven, alta y adornada con vestiduras que parecen ser de elegancia tradicional,prepara con ademanes solemnes el café, cuyos granos muele en un recipiente cuyo fuego ha encendido, y luego machaca manualmente en una especie de mortero.
Mientras hierve el agua ofrece a cada uno una copita del licor, como el que ayer se nos sirvió en la fiesta, y unas delgadas galletas.
Después de hervir el agua, con ademanes y posturas de una ·geisha” japonesa, va llenando las tacitas que ofrece con solemnidad a cada uno.
                                                 
         Terminada la ceremonia, nos vamos al hotel donde uno de los camareros que había estado en España tiene la gentileza de prepararnos tortilla de patatas. La intención es elogiable; el resultado, sin aceite de oliva, no tanto, aunque se le felicitó entusiásticamente

                           .                                             4.-Axum 
      A la más antigua ciudad de Etiopía (y posiblemente la capital más antigua del mundo civilizado) llegamos en uno de los aviones de hélice con los que opera Ethiopian.

El cielo estaba despejado, dejando ver claramente el panorama que nos ha acompañado durante todo el viaje: Terreno montañoso, seco, con escasa vegetación y algunos caseríos formando pequeños núcleos de población muy aislados.
      Axum capital desde hace más de veintidós siglos del Imperio que contempló la belleza de la reina de Saba, sigue conservando aún el aura de su pasado esplendor, gracias a los obeliscos, que enhiestos, desafían a la gravedad en el Parque de las Estelas.
Es un conjunto de media docena de monumentales columnas, monolitos de más de 100 toneladas y altura superior a los 20 metros cada uno, gravados en varios pisos con especiales figuras que se han hecho mundialmente famosas.  Entre ellos se puede ver también ahora el ejemplar que se llevó Mussolini durante la época de ocupación de la entonces denominada Abisinia por los italianos. Gracias a las recientes gestiones de gobierno republicano, se consiguió que Italia devolviere esa monumental columna.
Junto a los enhiestos monumentos, se conserva como curiosidad en el mismo sitió en que quedó, uno de los obeliscos caído durante un movimiento sísmico.
      Durante la visita del Parque, en este irrepetible y monumental escenario, comenté con los compañeros que en ese momento estaban en nuestras proximidades la coincidencia de la celebración del 76º cumpleaños de Camelia. 
Los circunstantes se desvivieron en elogiosas felicitaciones, entonando a coro la típica y tópica canción propia del evento. ¡Se merecía la publicación de ese acontecimiento especial en tan especial escenario!
Terminamos la celebración con una foto-recuerdo de la pareja en día tan señalado. Última visión del Parque de las Estelas.
A lo lejos, la catedral. Justo al lado, el "obelisco yacente"
                     
      Caminando llegamos luego a la Iglesia de Santa María de Sión, donde, al parecer, se custodia la mítica Arca de la Alianza y no se permite el acceso a las mujeres y en cuyas proximidades hay un triste Museo, oscuro y polvoriento, donde, sin mucho esmero, se muestran las coronas y ornamentos que en su día lucieron los reyes y nobles de la nación.
Terminamos el día con una visita a las ruinas del Palacio de la reina de Saba. Grandioso espacio sobre el que cabe narrar un sinfín de fantasías. 
                                                                         *
       Y quedaba un espectáculo para los sedientos de novedades.
       En la madrugada de precisamente este día 7 de nuestro febrero, se terminaba el tiempo para la celebración en Axum de un acontecimiento que solo tiene lugar una vez al mes; la conmemoración de la TIKET
      Es la procesión matutina a la que asiste el pleno de los cristianos de la ciudad, para acompañar al Obispo que enarbolando el Arca de la Alianza hace un silencioso recorrido desde la Iglesia al lugar donde se celebra el bautismo de Jesús. Los fieles, revestidos, con sus más puros manteos y hábitos de fiesta, siguen al jerarca, entonando rítmicos cantos religiosos e iluminando el camino, en ordenado recogimiento, con velas que dan  insospechado esplendor y belleza al desfile. Comenzó puntualmente a las 5 de la madrugada, y contó con la asistencia de bastantes compañeros.
      Desde luego, Camelia asistió. Fue ella la que me comentó el desarrollo del evento y me proporcionó el testimonio gráfico que reproduzco. 

                                                                5.- Addis Abeba

      Dejamos la capital espiritual de los cristianos etíopes en avión de hélice, como vuelo interno.
     Llegamos por fin a la capital de la nación, que, en la programación inicial, debió ser nuestro primer destino. Addis Abeba está situada en un altiplano, a 2.500 metros sobre el nivel del mar.         Esta ciudad es la capital de nación más alta del mundo euroasiático. (En América la superan La Paz, Quito y Bogotá).  Está en la zona tórrida del Planeta, a 9 grados del ecuador y a 3 horas astronómicas de Madrid, (que está en la zona templada; a 40 grados de latitud norte y 3 grados de longitud occidental; a unos 680 metros sobre el nivel del mar).
Es la capital de la Unión Africana.
      Desde el aire, momentos antes del aterrizaje, se ve una interminable sucesión de construcciones, abigarradas en el centro, que se van deshilachando hasta desdibujarse en la lejanía: Addis Abeba. Parece no tener fin. El contraste con el desolador panorama que se veía minutos antes,
en que solo se apreciaba campo con alguna pizca de vegetación y montaña dura, es impactante.  
     Es que la ciudad, que tiene ya cuatro millones de habitantes, ha ido creciendo en los últimos años, en una incontenible migración interna.
                                                                               *
      No quiero detenerme en el sentimiento que produce la caótica confusión y desorden que encontramos en el aparcamiento del aeropuerto hasta llegar, y luego para salir, del mismo.
                                                                               *
      Directamente nos vamos al Museo Nacional.
Un poco decepcionante. Vimos, sí, varias referencias a “Lucy” y bastantes vitrinas con fósiles y vestigios de la prehistoria.
reproducción de la supuesta Lucy
 De la historia del país: retratos, actuales o figurados, de los monarcas que tuvo Etiopía, desde Manelik I hasta Haile Selassie y poco más. Por su referencia a la supuesta historia de los orígenes de la monarquía etíope, un cuadro que “da noticia” de la visita de la reina de Saba a Salomón.
                                                                              
                                                                              *
       Nos fuimos a comer a un restaurante próximo, con el nombre del Museo. 
Una comida en cuya carta figuraba claramente el" menú del día" con un precio de 480 “chirimbolos” y" un menú extra", exactamente igual que el anterior, más un plato a elegir, por 400 “chirimbolos”. No; no era error; parece que la diferencia estaba en la cantidad de helado que se servía de postre (¡¡). 
Por cierto: 1birt = 0.03 euros
                                                                             *
      Y salimos hacia La Catedral en el autocar. Por el camino vemos altos edificios en construcción, junto a irregulares solares y las normales construcciones de una ciudad antigua. Se ven torres de iglesias junto a las cúpulas de las mezquitas. 
      Vamos por la avenida Churchill, obra moderna realizada por Manelik II, que le dio el nombre del Primer Ministro británico por la ayuda prestada por su país contra los italianos. 
      Se aprecian las obras que los chinos están realizando para inaugurar un “metro” que habrá de ser elevado. 
      Pasamos por la Plaza de la Cruz, donde -según informa el guía- los fieles ortodoxos celebran el Encuentro de la Santa Cruz por Santa Elena.
      Imponente es el Monumento a Cuba por su ayuda en la revolución que trajo la república al pueblo etíope a finales del pasado siglo: Un obelisco coronado con una estrella roja.
      Y la casa del Primer Ministro. 
      Y las vallas que ocultan el Palacio Real..….
      Vamos por la calle que la gente llama “cuatro kilos”, por tener una longitud que llega a los 4 kilómetros. 
      Y, al fin, pasado el Despacho del Patriarca de Etiopía, una plaza inmensa en la que sobresale un alto edificio que no conseguí saber qué representaba, pero ante el que posó Camelia junto a una imponente jacaranda de flores color lila..


       Estábamos en la plaza donde se alza la Iglesia de S. Jorge (la catedral “Bete Georgia),  edificio octogonal, considerado el punto cero de la ciudad, edificado también por Manelik II.

      Ante la catedral de Addis Abeba, un recuerdo conjunto para Teresa y Camelia.
      Nuevo descalzamiento para entrar en la Iglesia.

      La Iglesia es enorme. 
      Circular;  y dotada con dos filas de bancos: Una, a la derecha según se mira al altar, para las mujeres; la otra, a la izquierda y con menos bancos, para los hombres.
El sacerdote ofrece explicación, que David escucha atentamente para luego aclararnos el contenido.

  Pero aquí lo llamativo estaba fuera: las gentes, (hombres y mujeres, bien vestidos y con hábito normal) rezando junto a los muros de la iglesia al modo en que lo hacen los judíos en el templo de Jerusalén; y, otros, arrodillados en las escaleras frente a una pared de la iglesia en que hay una hornacina, velada, en la que, descorrido el velo,se ve la imagen de San Jorge, como siempre, a caballo.


      Como visita final del lugar un edificio religioso adonde no tienen acceso las mujeres. No entendí porqué pues su interior no era muy diferente del de las iglesias visitadas en otros lugares.
                                                                   * 
      De nuevo en el autocar para visitar el “famoso” mercado de la ciudad. 
Un gigantesco, sucio y desordenado “rastro”, tendría más atractivo que este lugar, dédalo de calles, que, en coche, tardamos casi media hora en recorrer. Puede dar una idea del impacto que nos causó el hecho de que ni uno solo de los miembros del grupo quiso descender del vehículo para visitarlo peatonalmente.
Fue la antesala del final del viaje que culminó en una tienda de recuerdos turísticos para “pulir” los restos de la moneda local que pudieran quedar.

         Luego, por la tarde/noche, vuelo en Ethiopian para llegar a Madrid a las seis de la mañana

        Pues bien, a pesar de lo que pudiera deducirse de los últimos apuntes,
ha sido un viaje estupendo
--por la capacidad de organización y paciencia mostrada por los guías
--por la gentileza y compañerismo de los miembros del grupo
--por mi directo conocimiento de gentes y de hechos, solo conocidos anteriormente por referencias o lecturas.
--por el descubrimiento de desconocidos monumentos y costumbres
--por la inexplicable, grata y relajante sensación de haberme trasladado, y vivido estos días, en la época de Jesús, con sus gentes y costumbres y en el ambiente en el que suelen colocarse los “belenes” en nuestras fiestas de Navidad: con sus rocosos paisajes, vestimentas típicas y pacientes animales.
--por haberle proporcionado a mi esposa un feliz aniversario







¡HABRÁ QUE VOLVER EN LA ÉPOCA DE LLUVIAS!




Madrid, 2 de marzo de 2019





.......




GALERÍA DE PERSONAJES - y elementos- TÍPICOS

                                                                         Niña sola

                                                                                                             niña con turista
                                                             
                                                              mujeres etíopes en traje de gala


                                                                                         Muchacha empleada de restaurante


                                                                                             Hacia una celebración


                                                                           Imagen corriente: siempre caminando para ir a algún  lugar
               
                                                    
                                                                                                                

                                                                                                      Sacerdotes de los monasterios
                                                                   1.-
                                                                    2.-
                                                                 3.-

                                                                                                       Ancianos del pueblo con visitante

el "tuc-tuc"

                                                                                                        Señal de circulación
                                                                                              
                                                                                                           Y el borriquillo
Madrid. marzo de 2019

Comentarios

  1. Estupendo resumen. He vuelto a revivir nuestro viaje y nuevamente disfrutar de tan maravilloso Pais.

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  2. Precioso. Gracias por compartirlo

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  3. Me gusta asomarme a vuestros viajes desde estas páginas, no dejéis de relatarlos y compartirlos.

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    Respuestas
    1. Agradecido por tu elogioso comentario, que terminaría de colmar mi satisfacción personal si conociera tu nombre.
      Muy cordialmente

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  4. ¡Qué viaje tan bonito y original! Muchas gracias por este relato tan ameno y tan completo con las fotos, es tam bueno y reljante como un documental de National Geographic pero con mucha más emoción. Enhorabuena. Jr

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  5. Agustin: Gratamente sorprendida por este relato del viaje a Etiopia que tube el placer de compartir con vosotros .

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  6. Yo lo que noto en todo el reportaje es que no hay mucho movimiento del cristianismo bíblico. Más bien es cultural, llena de costumbres de creencias mezcladas con leyendas ficticias. Teniendo en cuenta que hay mucho islamismo en Etiopía.

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