Pinceladas.-EL "INDIVIDUO"
El Individuo
En la
presente campaña electoral se enfrentan, mezcladas, las ofertas más o menos definidas,
de aquellos grupos que, supuestamente, pretenden lograr el bienestar de los
españoles a través del programa que ofrece su partido.
La sinceridad de su oferta es -ya, de entrada- cuestionable,
si tenemos en cuenta el antecedente que marcan los resultados de las últimas
elecciones celebradas en España, todos coincidentes en el triste hecho de que
ninguno de los ganadores se ajustó a su oferta programática, limitándose a
desarrollar su etapa de gobierno, adoptando solo las decisiones que entendieron
válidas para el mantenimiento de su partido en el poder.
(Esto fue posible
gracias a la falta de una tradición política que facilite en España a los
gobernados la exigencia de una responsabilidad real a quienes no cumplieren lo prometido en sus
programas, defraudando, en consecuencia, a quienes les votaron a la vista de
sus ofertas programáticas). Pero esto es otra cuestión, ¡importante cuestión!,
en la que hoy no voy a insistir.
Me refería a la influencia que en los resultados pueden tener
las dudas que, históricamente imponen los últimos resultados electorales. Por
ello, resulta aconsejable tratar de sondear el posible cumplimiento futuro de
los candidatos mediante el examen de sus antecedentes político-personales.
Es de elemental importancia tener en cuenta ese
comportamiento, porque nos permitirá conocer si su oferta es, o no, creíble. Y
en esta tesitura se hace necesario, inevitablemente, el análisis de la
trayectoria seguida por el actual presidente del gobierno.
Se trata de “un individuo” que llegó al cargo sin una
definida idea de lo que quería para los ciudadanos, pero que, sí, evidenció muy
claramente, con signos inequívocos, que su meta era conseguir el poder, por
cualquier medio y a cualquier precio. Y no, en beneficio de los demás, (sobre
los que nunca se definió, hasta el extremo de no saber qué tipo de España
quería) sino para alimentar su propio ego. Por eso no dudó en pedir el voto de
independentistas, nacionalistas, populistas o batasunos; todos, por definición,
ajenos al bienestar del común de los españoles.
Y una vez aupado al poder gracias a ese insospechado y moralmente
reprochable apoyo, comenzó a dar clara prueba de lo que pretendía:
-Inmediata utilización
de los medios de transporte del Estado en su personal y lúdico beneficio, con
desprecio absoluto de las más elementales normas de actuación política, como
evidenció al llevar a su esposa a un evento musical en avión oficial, que
mantuvo al servicio de ésta hasta la finalización del evento. Y repetirlo, poco
después, para gozar del bienestar de las residencias estatales
-Desplazamiento al
extranjero con cualquier pretexto para darse a conocer, en una narcisista
manifestación de vanidad, como “el representante de España”
-Contactos secretos con
los disidentes catalanes, ocultando arteramente a los españoles sus ofertas
personales para la satisfacción de sus demandas de independencia, literalmente
ilegales, que solo fueron conocidas en España cuando fueron denunciadas por el propio
presidente catalán.
-Olvido expreso de su
compromiso de convocatoria de elecciones, para seguir gozando de su
privilegiado “status” personal
-Nuevas ofertas
económicas al gobierno vasco para asegurarse su apoyo.
-Incitación interesada
a la desunión y odio entre los españoles, resucitando, como resolución de
urgencia, la exhumación de los restos de Franco, contra el deseo de sus
herederos y de gran parte del pueblo español.
Y, al final, cuando ya
le fallaban sus planes, y se había visto obligado a convocar elecciones,
aprobación apresurada y forzada por su gobierno provisional, de una batería de
medidas populistas, aún a conciencia de que la mayoría de ellas no podrían
llevarse a cabo por falta de financiación y/o de tiempo, pero con la finalidad
de que pudieran servirle como medio de propaganda entre sus incondicionales (que acaso los
tenga por convencimiento, pero que, desde luego, le siguen por el interés de
mantener sus prebendas políticas y económicas, como ha hecho su partido para
mantenerse en Andalucía durante cuarenta años).
Su falta de respeto a
las normas tradicionales y su desprecio a todo lo que no sea su ensalzamiento personal,
acaba de verse con las noticias, desmentidos, y rectificaciones realizadas
hasta el último momento, con la imposición en la televisión pública de su
arbitrario deseo sobre la celebración en los medios de comunicación de los
debates entre los representantes de los partidos, en contra de las normas
vigentes y, naturalmente, de los deseos de los intervinientes.
¡Poco le importa a él eso! ¿acaso no es él
el presidente?
Esto es solo un apresurado repaso de su actuación en la etapa
de Presidente del Gobierno de España. Pero ¿es que sería necesario más para
tener un esbozo del personaje que se presenta como candidato para conservar ese
cargo?
-La impúdica
utilización de todos los medios del Estado en su personal beneficio,
-el
apresamiento de la voluntad de los votantes con la concesión indiscriminada de
prebendas con las que pueda tener amarrados los votos de sus favorecidos
-las
populistas y espurias ofertas de bienestar social sin base político-económica
para mantenerlas
-las
continuadas muestras de su egocentrismo con manifestaciones variadas y
permanentes de que lo único que le importa es mantenerse en el poder.
…… Esos,
esos son los triunfos con los que cuenta este “individuo” para conseguir su
objetivo, pero éste no es el bienestar de los españoles sino su irrefrenable
deseo de seguir luciéndose como personaje importante para sí mismo y para su
familia, con absoluto desprecio a todo aquello que no sea él.
¿Puede ser una opción válida votar a este “individuo” que
rezuma egolatría por todos sus poros y que llegaría al cargo sin más finalidad
que la de esparcir a su alrededor los efluvios que emiten las feromonas de su
soberbia y autocomplacencia?
Madrid 20 de abril de 2019
Muy buen análisis de uno de los candidatos, espero con ansia el análisis del resto. ....
ResponderEliminarVotamos ideas o personas?
Eliminar