Pinceladas,- COMENTARIOS A UNAS REFLEXIONES

 

Sobre unas RELEXIONES DE D. José Siles.

Mi amigo, el eximio periodista y politólogo malagueño, José Siles, me ha enviado un interesante artículo en el que viene a afirmar, coincidiendo con el presidente de la Sociedad Civil de Málaga, que “los ciudadanos no tienen conciencia de la gravedad de los tiempos que vivimos en España y atribuye esta situación a que “..se ha roto el espíritu conciliador y de pactos”.

Como me pide mi opinión sobre su aserto, le he enviado esta nota:

No, no creo, Pepe, que esa sea la razón profunda, aunque sea cierta esa afirmación.

Es que, en 40 años han cambiado mucho las condiciones y estructuras de los españoles y de España.

Cuando se aprobó la Constitución, España era un país eminentemente agrícola, incipientemente industrializado y con escasa formación politicosocial. Sus dirigentes de entonces, personas generalmente de buena formación cultural o acendrado espíritu de trabajo, mostraban un verdadero interés en solucionar el problema político pendiente durante la Dictadura. Todos se afanaron en encontrar una forma airosa, olvidando los personalismos, de encontrar un sistema que permitiera la tranquilidad de unos y otros.

Hoy, atraídos por el señuelo de una magnifica remuneración (creada con buena voluntad por los legisladores de entonces para los “representantes del Pueblo”), y, amparados por la práctica impunidad que les permiten las leyes, son legión los individuos, parlanchines mercachifles en gran parte, que se lanzan a la aventura de encontrar un medio fácil de vida en la Política.

          No les importa, por lo común, la ideología; eso es lo de menos. Lo importante es suplir la dureza del trabajo o la formación profesional por el aseguramiento de unos ingresos mediante la afiliación a alguno de los Organismos Públicos que proliferan en el País.

 Incontables, a la vez que vergonzosos, son los ejemplos que llenan hoy los elencos de cargos –hasta los más importantes- de los partidos políticos: gentes sin formación cultural seria, incluso aprendices de trabajadores, estudiante frustrados, …. abundan en los actuales “Padres de la Patria)

Paso siguiente: adular servilmente al jefe para conseguir su confianza. Conseguido esto, la carrera ya está hecha. Mediante la incorporación a las listas electorales, que supervisa el Jefe, o, posteriormente, con el nombramiento a dedo por él, ¡a vivir descuidadamente obedeciendo las directrices del Jefe, cualesquiera que esas sean!

 No hay, por tanto, ideología social en el planteamiento de sus vidas; solo el ruin deseo de “vivir del cuento” y a costa del Estado.

Sí, pero, ¿y qué hay de los “jefes”? Lo mismo, pero en otra escala. Como hay que mantener el “status” alcanzado, hay que buscar el medio de halagar a las masas contándoles aquello que quieran oír. No importa qué; ni cómo: adoctrinamiento informativo, enardecimiento de los descontentos, lo que sea. El caso es que sea algo que les guste y estén dispuestos a creer, para que lo tengan presente a la hora de votar. Cuanto más bonito, mejor ¡que luego nadie les va a exigir la responsabilidad de su incumplimiento!

 

          En definitiva, no es que se haya roto el consenso: es que, contra las personas interesadas vivamente en el gobierno del país, se alzan una serie de personajes que, enredando en el campo que les es fácil, buscan y fomentan el revuelo de los descontentos y desocupados para mantener enhiesto su interés inmediato, con expresa ignorancia y desinterés por lo que sea conveniente para la generalidad de la Nación.

No –digo- es que “se ha roto”, sino que ni siquiera se busca el consenso. Lo que interesa es alargar lo más posible el “statu quo” para no perder la situación alcanzada, muchas veces de forma ni soñada.

Para salir de esta situación haría falta una formación cultural adecuada. Pero, está a la vista: la principal formación es la de instruir a los niños en las diferentes formas de sexualidad, (que es un filón, junto con el equívoco “feminismo/machismo” recientemente reinterpretado para conseguir votos entre gentes ávidas de novedades). No se ve muestra alguna de formar a los niños en auténticos valores. Y, desde su punto de vista, es natural: “No les demos cultura; que eso puede perjudicarnos”.

Al final, es la falta de cultura en el Pueblo (falta expresamente incentivada por desidia) y la auténtica dictadura de la clase gobernante, encubierta pero real, la que hace que la España de hoy no tenga solución.

Madrid, 11.03.2021

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