Pinceladas.-REFLEXIÓN



Reflexión

Hace unos pocos días, como consecuencia de un personal acontecimiento, me hice un propósito que publiqué en Internet. Lo titulaba “Pura bahorrina”. Era una reflexión sobre la ineficacia de las manifestaciones de la gente contra el gobierno por la mala gestión de éste en la crisis del coronavirus.
Me remito a él. Está publicado en Google, en “El cuaderno de Nitsuga” del día 18 del presente mes de abril.

Pues bien, como era de temer (ya que suele suceder casi siempre en los casos de propósitos de enmienda tomados repentinamente tras un fracaso), me está costando mucho mantener ese compromiso, hasta el extremo de que pecaría de deshonesto si mantuviera que lo sigo a rajatabla. Y es que reconozco que es difícil evitar la repulsa ante tan nefasta, además de torticera, gestión.

Pero insisto en que tales manifestaciones de la gente -de los ciudadanos individualizadamente considerados- por muy abundantes o diferentes que sean, nada pueden contra unos Individuos que controlan el único órgano que les pueden privar de su capacidad de actuación. Si el Parlamento no lo acuerda, el presidente del gobierno continuará al frente de éste, aunque luego quede la posibilidad de exigirle responsabilidades, incluso, penales, si hubiera lugar. Y es ilusorio pensar que gentes de su calaña puedan decidir por sí mismos renunciar al cargo que consideran el “desiderátum” de su vida

Por tanto, está en el Parlamento la clave para conseguir que cesen las artimañas de quienes, en opinión de muchísimos españoles, están dirigiendo la nación como si fuera su cortijo particular y sólo en su exclusivo provecho personal y político. Entonces ¿por qué no se dirigen las críticas contra quienes en el Parlamento pueden controlar la actividad de esos temerarios legisladores que van tomando decisiones “a salto de mata” y para silenciar las críticas a sus despropósitos?

Porque, no lo olvidemos, tampoco la oposición está poniendo reales trabas a las arbitrarias actuaciones del presidente y su camarilla, desde el momento en que aprueban las sucesivas prórrogas que solicita el presidente sin obligarle de manera compulsiva a que se someta a un control estricto sobre el legal cumplimiento de la prórroga, de forma que no pueda extender sus disposiciones a campos para los que no se concede. Parece que aun subyace en el comportamiento del partido Popular aquella cobarde actuación, aquel miedo a la crítica que le impidió, en la época en que Rajoy contaba con mayoría absoluta en la Cámara, tomar las esperadas medidas que hubieran enderezado definitivamente la vida de nuestro País.

Diríjanse, pues, las protestas, también, contra los parlamentarios y los partidos políticos que, no compartiendo el ideal populista, social-comunista que controla el gobierno, pueden exigir a éste claridad y legalidad en sus actuaciones. No soy político y, por tanto, carezco de conocimientos para saber cómo habría de hacerse, pero, por sentido común se me ocurre que, por ejemplo, se condicionara el voto favorable a la inmediata y eficaz libertad de expresión en los medios públicos de comunicación y a la eliminación real de las trabas que limitan la de los particulares.

Extiéndase, pues, la protesta no solo a la mala actuación del gobierno por negligencia en sus actividades, ilegalidad de sus decisiones y abuso de sus facultades, sino también a la oposición, por la dejación  de su  posibilidad de controlar de manera eficiente la torpe actuación de aquel.

Con estas premisas, me sentiría liberado de mi compromiso anterior y moralmente capacitado para sumarme a la protesta colectiva.

Madrid, 23 de abril de 2020

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