Pincelada. EN EL ÚLTIMO ADIÓS A SU PADRE
EN EL ÚLTIMO ADIÓS A SU PADRE
Queridos Juan Carlos y Malena.
No sé si vuestro propio dolor os habrá hecho notar mi ausencia esta mañana.
No ha sido por olvido.
No he querido asistir al último acto de la vida de vuestro padre y no por olvido o desamor. NO.
Ha sido por la falta de confianza en mi propio control, desde luego , pero también, y especialmente, con la intención de no contribuir con la incontrolable manifestacion de mi dolor al aumento del vuestro.
Porque, aún contemplado desde planos distintos, es grande el vacío que deja con su marcha entre todos los que, de una u otra manera vivimos con él .
El recuerdo de su recto comportamiento en cada ocasión. su constante conformidad con todo y con todos, su sencillez y delicadeza en cualquier ocasion, sus afectuosos atenciones, en fin, ya no son fáciles de encontrar en hombres de esa edad.
El pensamiento de su pérdida produce un latigazo de dolor cuyo lamento no se puede ocultar
Si a eso le añado el hecho cierto de que yo soy el que, por edad, está abocado a seguirle en ese camino hacia la nada, pues resulta un tremendo golpe de incontrolable desazón, imposible de evitar.
Pero la vida sigue y, aunque sea con ese dolor, tenemos todos que buscar fortaleza suficiente para continuar afrontando nuestros respectivos retos.
Por eso, y sobreponiéndonosa esa flojera espiritual que deja su alejamiento, tenemos que procurar que el recuerdo de su vida y de sus atenciones nos ayude a superar las tristes calamidades que en el futuro puedan sobrevenirnos, sí, pero también a disfrutar todo lo posible con nuestra familia, con nuestros allegados y amigos; por muchas razones, pero por una especial: Porque eso es lo que quiso siempre y querría aquel a quien tanto hemos querido.
Deseo vivamente que superéis pronto esta situación y que viváis siempre felices.
Todavía estoy aquí si en algo puedo ayudaros
Os quiero
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