El Rincón de la poesía. UNA JORNADA EN BAÑOS DE MONTEMAYOR

UNA JORNADA EN BAÑOS DE MONTEMAYOR 

 El es Dioni y ella es Ana. 

Una pareja ideal, 

de esas que te quedan ganas 

de su amistad conservar. 

 Ambos tienen la manía 

de llegar cada mañana 

y repartir simpatía

 a toda figura humana 

 Luego, tras el desayuno, 

se marchan a pasear. 

lo mismo que luego hacen 

al terminar de almorzar 

¡ y sin descanso ninguno! 

¡¡ Los quiera Dios perdonar 

por ese acto importuno de la siesta despreciar !! 

 Y se pasan caminando dos horas largas o más 

Y luego vienen sudando ¡¡ Jesús, qué barbaridad ! 

con tanto como caminan ¿a dónde quieren llegar?

 De Cáceres han venido deseosos de encontrar 

un lugar donde el Destino les pueda proporcionar 

la suerte de otro camino donde poder caminar 

porque todos los del pueblo los han caminado ya. 

 Ella es chiquita y graciosa, 

Él es esbelto y galán. 

Ambos con sonrisa hermosa 

y aire de dulzura y paz. 

 De gran paciencia dotados, escuchan sin pestañear

 las historietas que cuentan quienes en la mesa están 

compartiendo los manjares que en el IMSERSO les dan 

 Luego en la sauna o los chorros, 

por delante y por detrás, 

o en los masajes del cuerpo,

 o en la ducha circular, 

(donde, si no llevas gorro, 

te mojas sin acabar), 

disfrutas y sin engorro,

 te vuelves a remojar; 

o en esas inhalaciones 

que por la parte frontal 

se proyectan sobre el morro 

sin poderlas desviar. 

 De sus dos nietos ufanos

 presumen al estimar 

que son ese par de hermanos 

los que les han de cuidar 

la finca que ellos formaron 

 por la Aliseda al fina,

donde tienen sus patatas 

que pueden comer baratas; 

sus pimientos y tomates, 

que son como los de antes 

y además sus calabazas, 

con el color de la paja; 

Y sus ajos y cebollas, 

preciosas para hacer olla; 

y uvas para hacer su vino, 

lo cual es placer divino. 

y habas y berenjenas, 

que no pueden ser más buenas;

 y tienen cien cosas más 

además de un olivar. 

 Y cuando la noche llega, 

tras terminan de cenar,

 ningún quehacer ya les queda 

 que les impida cerrar. 

 Y así, de forma prudente, 

tras la jornada acabar, 

se marchan tranquilamente

 para poder descansar. 

 20.03.24