EL TIEMPO Y SU MEDIDA.

SOBRE EL TIEMPO Y SU MEDIDA.
            Calendarios

Para tratar de este tema creo que hay que partir de un principio esencial: ¿Qué es el tiempo?

La definición oficial que encontramos en el diccionario de la lengua podría dejar resuelto el problema.

Ofrece sin embargo la dificultad de su tecnicismo. Creo que, más sencillamente, podríamos decir que tiempo es el concepto que nos permite la separación de un presente, entre un pasado y un futuro; entre un momento y el momento anterior (o posterior). Muy simple, pero, si lo pensáis, válido; y, desde luego, suficiente para nuestro cometido.

La importancia del tiempo, del “concepto tiempo”, es evidente para el entendimiento e interpretación de cualquier situación o comunicación de los humanos o de la Naturaleza. Sin la precisión de ese concepto difícilmente, si no imposible, se podría entender el normal desarrollo de las relaciones del hombre.

Por eso entiendo que es, por lo menos, interesante dedicar unos momentos para tener una idea sobre su captación y su manifestación; en definitiva, para saber de su utilidad.

El tiempo es un algo “inasible”, algo que está ahí, sin que podamos hacer nada para modificarlo o eliminarlo; solo nos queda la posibilidad de medirlo. Para poder hablar del tiempo, para hacer referencia a él, hace falta lógicamente dar sentido  a su existencia y esto solo cabe poniéndolo en relación con otro punto, con otro momento. Es decir para poder dar realidad al tiempo hace falta la relación de dos momentos distintos.

La medición oficial del tiempo, su unidad de cómputo, es el segundo. Su múltiplo inmediato, el minuto; y la hora, el múltiplo más usado cuando se trata de magnitudes pequeñas, de las que podemos llamar “magnitudes domésticas”. Para la medición de medianas cantidades de tiempo, de “magnitudes sociales”, se utilizan la semana, el mes o el año, con su múltiplo el siglo. Y, ya, en astronomía, el “año-luz” que es medida aplicable tanto al tiempo como a la distancia

Por otro lado, la medición del tiempo exige conocer cómo se produce esa diferencia entre uno y otro momento.; por qué, o cómo se han producido esos dos momentos que evidentemente son distintos.

Para resolver esta cuestión el hombre acudió en los comienzos del mundo  a la aplicación práctica de los hechos de la naturaleza y concretamente en Astronomía, al movimiento de rotación de los Astros en el Universo. La contemplación sistemática de la Luna y/o del Sol, por ser los de más fácil captación, debieron dar la clave. Debió ser, por ejemplo,  la repetida visión de la salida del astro todos los días por el mismo sitio, aparente, y en circunstancias iguales lo que le llevó a fijar esos momentos como el tiempo de su producción, que necesariamente tuvo que poner en relación con el hecho mismo.

Y, constatado que el Astro volvía a aparecer cada día, tuvo conocimiento de la que fuera primera medida del tiempo: el día

La detallada observación de la reiterada aparición de los fenómenos naturales en análogas circunstancias produciría igualmente la fijación del mes lunar o del año solar; mientras que la constatación de los cambios de la naturaleza cada vez que el sol ocupaba el cenit sobre sus cabezas les llevaría a determinar las estaciones del año.

Quedan explicados así los primeros patrones para la medición del tiempo. La fijación de los momentos más pequeños llegó a través de los egipcios

En el año 2000 a. C.  los egipcios que ya tenían  el día solar en dos mitades :día y noche, sin que necesariamente dieran igual duración a una y otra, pero utilizando un concepto de utilidad práctica: contaban cada una de las partes  usando las tres falanges de los cuatro dedos mayores de la mano (3 x 4) dejando el dedo pulgar como marcador, con lo que el conjunto de día y noche se dividía en 24 partes, qe se llamaron horas . Y era un número muy práctico porque permitía la división por 2, 3, 6, 8 y 12. Así surgió el concepto de las 24 horas del día.

De otro lado, por esas fechas los babilonios, herederos de los sumerios, pioneros en el conocimiento primitivo de la astronomía, habían adoptado para contabilidad el sistema sexagesimal, con base en el número 60, porque este número es el más racional ya que es el más pequeño que tiene más divisores, lo que facilita su manejo en todos los campos. Y fue cada una de estas 60 divisiones la que dio nombre(minuto) a cada una de las 24 horas del día.

El tiempo que llamamos  segundo salió de la aplicación del antes citado sistema sexagesimal al minuto encontrado, según dejé dicho antes.

Los datos conocidos hasta aquí nos servirán para poder concretar nuestras actividades, para comunicarlas de manera efectiva, dentro de nuestra comunidad;  pero la inquietud intelectual del hombre ha llevado al desarrollo de su actividad social fuera de sus propias fronteras, donde, por la natural razón de ubicuidad del país en lugares de la Tierra en situaciones diferentes con respecto al sol y la luna, son también distintos los resultados que ofrece la puntualización del tiempo.

Es fácil comprender que no tiene el mismo tiempo, a la vez, un negro zulú del África del sur que un cosaco de la Rusia esteparia.

Y sin embargo la globalización de las relaciones sociales hacía necesaria la manera de poder tener en cuenta esa variabilidad. Para cubrir esa necesidad se ha vuelto a pedir ayuda a la astrofísica y  la matemática  que han resuelto el problema así.

Se ha convenido en dividir  idealmente la esfera terrestre en 24 “gajos” sobre el eje norte/sur. Resultan así 24 partes que llamamos husos horarios; Cada uso abarca el espacio comprendido entre dos meridianos sucesivos separados por 15 grados de la esfera terrestre.

Y se ha llegado al acuerdo de numerarlos  sucesivamente, de oeste a este, siguiendo el rumbo que marca el movimiento de rotación terrestre, dando el número 1 al huso que contiene el lugar de Gran Bretaña llamado Greenwich

Se ha fijado luego la convención de que todos los lugares comprendidos en el mismo huso horario, tengan oficialmente la misma hora, de modo tal que los lugares situados, viendo el mapa, en el huso que está a la izquierda tendrán una hora menos que la marcada por el meridiano de Greenwich (T.U.); y una hora más, los que aparecen a la derecha.

Esto es en teoría. En la práctica hubo que solucionar el problema que ocasiona que la superficie que ocupa un Estado no coincide con el huso horario de todo su territorio, con lo que cabía la posibilidad (muy frecuente) de que en un mismo país sus habitantes tuvieran como referencia dos (o más) horas distintas. Se adoptó como solución el modificar los teóricos límites ofrecidos por el meridiano para adaptarlos, por aproximación, a las fronteras del país de referencia.

Pero, aún, se ha avanzado un poco más. El general movimiento de globalización que preside en la actualidad la actividad de los humanos, aconsejaba estrechar más las diferencia horarias entre países para facilitar su intercomunicación.

Y así se ha llegado –al menos, hasta hoy-  a aceptar una única hora común para todos los Estados de la Europa Occidental. No nos extrañará, a buen seguro, saber que los Estados anglófonos se han mantenido al margen del acuerdo, de modo que Inglaterra e Irlanda tienen una hora menos que toda Europa

Se ha conseguido de esta manera crear un patrón que nos permitirá conocer cómo  afecta a nuestro entorno lo que está pasando en cualquier lugar del mundo. Ya podemos saber  qué hacen los habitantes de nuestro país cuando los de aquel otro están, por ejemplo “viviendo la salida del sol”.

Por otro lado, con las posibilidades y conocimientos que nos permite la medición y previsión del tiempo puede organizarse ordenadamente la vida de los ciudadanos, proporcionándoseles medios eficaces para una fructífera convivencia.

 La utilidad de este conocimiento queda plasmada de manera especial en la preparación de los Calendarios.

 El calendario es el documento que, presentando los días del año de manera sistemática, permite proporcionar una estructura básica para la medición del tiempo.

 Sin la existencia de un calendario no es concebible la vida en sociedad. Los días se sucederían, átonos, Y se haría imposible la organización de cualquier tipo de actividad, y especialmente de la agrícola,  así como tampoco de la planificación de eventos de ninguna clase.

Y esta ordenación ha sido posible , gracias a nuestro conocimiento sobre el funcionamiento de los Astros en el Universo.

Sí; eso es cierto. Pero no podemos inducir de ahí que han sido los conocimientos conseguidos por los científicos actuales con las modernas técnicas de exploración del espacio, los que nos ha permitido el descubrimiento.

 Nada de eso. Ya en la época de la mítica Babilonia  e incluso antes, durante los Sumerios de Mesopotamia, (unos 3.000 años antes de la era cristiana) existieron  gentes que se aplicaron al estudio de los Astros y llegaron a acertadas conclusiones, que plasmaron en originales medidas para la medición del tiempo, creando para ello originales calendarios que guiaron eficazmente la vida de los ciudadanos.

De la aplicación de los sumerios al estudio de “los cielos” nos puede dar idea la existencia, entre su cultura, de figuras que guardan bastante semejanza con las del toro, dragón, peces, sirena, etc. que luego formaron parte de las constelaciones  representadas en el firmamento Y, desde luego, parece cosa cierta que la idea de nuestra “semana” tiene su origen e el estudio realizado por ellos sobre los 5 planetas que conocieron (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno) más el Sol y la Luna.

Es asimismo la observación del cielo la que les hizo aceptar el descubrimiento de los Babilonios que llegaron a aceptar un año de 360 días con un sistema de cómputo sexagesimal (en base a 60, porque 60 es el número  más cómodo de utilizar por ser el más pequeño que tiene más divisores). Y aplicándolo al sisema lunar porque la luna constituía la base de sus observaciones. Resulta así, de estas observaciones: 12 es el número de lunaciones que separan cada dos estaciones climáticas semejantes (de verano a verano, por ejemplo). 30 es el número de días de una lunación. Luego,12 por 30 días del mes dan los 360 días del año.

Pero, me atrevo a afirmar que fueron los egipcios quienes más profundamente estudiaron en la antigüedad el Cielo. A ellos se debe el conocimiento de los solsticios y equinoccios, que dan lugar a la sucesión de las estaciones del año (el solsticio de verano coincide con el momento en que el Sol se sitúa en el momento más alto del horizonte, mientras que en el de invierno, el Sol está en el momento más bajo) conocimiento de transcendental importancia para determinar las actividades agrícolas. Los egipcios tenían un sistema  solar; y un computo de base 10.;  para ellos era “shotis”, la estrella que hoy llamamos  Sirio, la que regulaba el funcionamiento universal y habían elegido 36 “estrellas-piloto” separadas entre si un grado aproximadamente. Como en cada uno de los 12 meses había 3 estrellas-piloto, al final formaban un año de, inicialmente, 360 días que luego complementaba con previsiones astronómicas.

Más recientemente, los judíos, recogiendo en alguna parte los estudios y descubrimientos de Babilonia, crean su calendario, que ya definen con semanas de 7 días (que, por cierto se limitan a enumerar, sin darles nombre salvo al shabat) y que organizan tratando de ajustarse a las festividades y previsiones de la Biblia y teniendo en cuenta que los meses judíos deben empezar en novilunio; y los días, al atardecer, cuando empiezan a aparecer las estrellas en el firmamento.

               El calendario judío viene a ajustar los meses a la actividad agrícola, ateniéndose además a lo prevenido en la Biblia judía, que establece para cada caso las celebraciones que magnifican esa actividad y recrea el recuerdo de acontecimientos históricos de importancia en la vivencia de los hebreos.

. Es un calendario lunar que en la actualidad comienza en el novilunio de otoño en el mes de “tishrei” (el 7º mes del calendario civil que comienza en el de “nisán”). En el calendario hay :años de 12 meses “comunes” con 354 días, por ser lunaciones; años “defectivos”, con 353 días; años” abundantes”, con 355 días; pero también hay años “embolismales” que tienen 13 meses. En la actualidad, a partir del siglo IV, con el sabio Rabí “Hil-lel  II”,  se ha fijado un ciclo de diecinueve años, de los que 12 años tienen 12 meses y 7 años tienen 13.

No mucho menos complicado es el calendario romano / latino

 Según la tradición, en tiempos de Numa Pompilio (753 a. C) ha había un calendario de 10 meses que él reformó adaptando uno que tenía 11 meses de los que 4 eran de 31 días y 7 de 30 días (como dato curioso los actuales septiembre, octubre, noviembre y diciembre conservan aún el nombre de los 4 últimos meses del más antiguo calendario romano: 7, 8. 9 y 10).

Muy posteriormente, el astrónomo egipcio Sosígenes, por mandato de Julio César, decidió que el año tendría 12 meses, para lo que intercaló 2 meses nuevos a los 10 primeros (los llamó enero y febrero, dejando a los 4 últimos el nombre que tenían).  En tiempo de Augusto los meses 5º y 6º tomaron los nombres de Julio y –agosto.

El año tendría normalmente 365 días, distribuidos en 7 meses de 31 días, 4 meses de 30 días y 1, de 28 (éste será de 29 cada 4 años).      Estableció, además, que el equinoccio de primavera debía de caer en el 21 de marzo.

El nuevo ciclo comenzó a utilizarse el 1 de enero año 45 a. C., el año anterior al asesinato de César.

Los meses se dividían a partir del novilunio de los meses lunares,, que  sería el día primero, o “calendas”. Luego vendrían las “nonas”, (el 9º día)  antes que los “idus”, que se correspondían con la luna llena, y se celebrarían el día 13 en los meses cortos y el día 15 en los meses largos.

En el calendario se establecían además las fechas en que los ciudadanos podían realizar las actividades oficiales, y aquellos en que se podía trabaja (fasti) y las que no podía hacerse por ser festivos (nefasti)

 

Aplicación simplificada del calendario latino es el actual calendario del cristianismo tras la reforma gregoriana

Nacido el Cristianismo durante la época del imperio romano es lógico suponer que fuera el calendario romano la base de su propio calendario; y que en su establecimiento también tuviera especial importancia el calendario judío, religión dentro de la que surgió la religión de los cristianos.

Durante los primeros años del cristianismo fue, poco a poco, dejando de utilizarse el cómputo de los días con el complicado sistema latino y a partir del siglo IV se fue imponiendo la numeración ordinal que hoy tenemos.

Fue a raíz del Concilio de Nicea (325) en el que se acordó señalar el comienzo de la Pascua en función del equinoccio de primavera cuya fecha se fijó en el día 21 de marzo. En ese Concilio, y para marcar la diferencia con la religión judía, que celebra la Pascua, como dejo dicho anteriormente, coincidiendo con el equinoccio de primavera, se acordó que la Pascua Cristiana se celebraría “en el domingo siguiente a la primera luna llena que tenga lugar tras el equinoccio de primavera”)

 Pero siguió adoptándose el calendario que se llamó juliano con lo que se arrostraba un desfase entre el calendario y la realidad astral.  Por esta razón a mediados del siglo XVI, el equinoccio de primavera que en teoría debía suceder el 21 de marzo, realmente se produjo el día 11 de marzo. Fue esta noticia preocupante para la Cristiandad por cuanto afectaba al acontecimiento clave en sus celebraciones litúrgicas.

Para terminar voy a dejar constancia de las festividades que suelen recoger los Calendarios de España

FIESTAS RELIGIOSAS

Domingo de Pascua de resurrección .Es una fiesta móvil. El primer domingo después de la luna llena tras el equinoccio de primavera en el hemisferio norte

El Miércoles de Ceniza. (Comienzo de la Cuaresma) 40 días antes del Domingo de Resurrección

el Viernes Santo (en la Semana Santa, que celebra la pasión de Cristo y termina el domingo de  Pascua de Resurrección

 la Ascensión.  (El ascenso de Jesús al cielo se celebra 40 días después de su Resurrección

 Pentecostés, (la venida del Espíritu Santo). 50 días después de la Resurrección

 la Epifanía  o Adoración de los Magos (6 de enero)

la Asunción de la Virgen (15 de agosto)  *

día de Todos los Santos (1 de noviembre)   *

la Inmaculada Concepción (8 de diciembre)

la Navidad  (25 de diciembre) Nacimiento de Cristo-Hombre. *

 

FIESTAS CIVILES

Año nuevo. (1º enero)

Día del Trabajador  (1 de mayo)

Fiesta Nacional  (12 de octubre)

Día de la Constitución (8 de diciembre)  *

  

            FIESTAS POPULARES

                            Con independencia de las Fiestas Nacionales, antes reseñadas, los Calendarios de las Comunidades Autónomas españolas, vienen recogiendo, además de las Ferias o Fiestas de cada una de ellas, aquellas fiestas que por tradición han adquirido especial renombre y, entre ellas,

Los Sanfermines de Pamplona (7 de julio)

Las Fallas en Valencia (19 de marzo)

 el Rocío, en Huelva, (el fin de semana de Pentecostés)

la feria del Caballo, en Jerez. Variable. En 2016, del 9/16 de mayo

Los Carnavales de Cádiz o de Tenerife (6 días antes de la Cuaresma)

El Corpus de Toledo o Granada (60 días después de la Pascua. Jueves)

Los Patios de Córdoba. 1ª y 2ª semana de mayo

La Pilarica de Zaragoza (12 de octubre)

Santiago Apóstol (25 de julio). Coruña, Madrid, Navarra

El 2 de mayo en Madrid

El San Jordi de Barcelona (23 de abril)

La Semana Grande, de Bilbao (9 días desde antes de la Asunción)

El descenso del Sella en Asturias (primer sábado posterior al 2 de agosto)

La tomatina de Buñol. Último miércoles de agosto

El Torico  de Teruel.4 días desde jueves más cercano al 10 de julio 

Los Moros y Cristianos de Alcoy.  22/24 de abril, generalmente

Las hogueras de San Juan  en Alicante, A Coruña, y varias ciudades 23 junio

A Rapa das bestas, en Sabucedo (Pontevedra) (primer viernes a lunes de jueves)

Etc. etc

                           

 

N.B.

1.-En la época del, hoy tan denostado, general Franco, España retomó –con independencia del matiz político que tuviera su gobierno-- parte de la importancia que había tenido en el “siglo de oro” (entre  XVII y XVIII). En ella se celebraba la festividad de su Patrón Santiago Apóstol el 25 de julio y no había ningún desdoro en que el pueblo se refiriera a él con el apelativo cariñoso de “matamoros”. No estoy seguro que tal referenca no tenga hoy, con la democracia, la calificación  de “delito de odio”

 

  2.-Antes de que los españoles “sufrieran” la pseudo democracia con que nos des-gobierna el actual presidente del gobierno era corriente este dicho

   “tres jueves hay en el año

"que calientan más que el sol:

"Jueves Santo, Corpus Christi

"y el día de la Ascensión.

Voy a poner ya el punto final.

            Y,  usando la libertad y autoridad que me da el título de autor del apunte, lo voy a hacer de forma poco corriente ; caprichosa, si queréis verlo así, pero, si lo veis amigablemente, con una imagen  gráfica que resume en un momento la influencia del tiempo en la vida de los humanos




El autor (91 años), su hijo (59), su nieto (17). miembros de la Familia Calvo-Martínez.
Foto tomada en  Cedeira (Galicia) el día de S. AGUSTÍN del año 2025

Un momento del tiempo único en tres generaciones sucesivas. 

Y  --ahora,  ya sí-- pongo  fin a este “divertimento” con el que doy también por finalizada mi actividad veraniega, que el tiempo se ha encargado de anunciar, rebajando muy drásticamente, en este recién estrenado septiembre, los rigurosos --y catastróficos-- calores que asolaron los bosques -escasos- de nuestra España

Guitiriz, 2025


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